Económica


Entre la historia y el desarrollo: el boom

REDACCIÓN COLOMBIA

17 de noviembre de 2009 12:01 AM

Después del desastre financiero de octubre de 2008 sólo se hace evidente un hecho: el núcleo de la economía mundial está cambiando. De Italia en los años 1600 a Ámsterdam en los 1700; de Ámsterdam a Londres en 1800 y de Londres a Nueva York en 1900, la dinámica del capitalismo no cesa. En términos del brillante historiador francés Fernand Braudel, la economía mundial tendrá siempre zonas económicas de centro y otras menos relevantes que se convierten en la periferia; hoy el mundo se desplaza de Nueva York posiblemente a China o Brasil. Estos cambios globales tienen y tendrán implicaciones significativas sobre los precios de los activos y los flujos de inversión. En Estados Unidos, Europa y Japón la población se envejece y reduciendo el potencial de consumo, por lo que incluso con tasas de interés negativas será imposible elevar los gastos de los hogares y retornar las condiciones de los años 70 y 80. Mientras tanto, la mano de obra barata de los países emergentes genera un movimiento de las empresas multinacionales creando el clima necesario para una afluencia de inversión que terminará reduciendo las brechas entre los países en desarrollo y los en vías de desarrollo. Es una tendencia identificada por muchos inversionistas, que ha desencadenado una vocación sin precedentes por la búsqueda de materias primas en muchos lugares del mundo. Al punto que se espera que Colombia se reciba un valor aproximado de USD 47 billones durante los próximos 10 años. A lo anterior se suman los factores geopolíticos del continente suramericano que dividido, como en tiempos pasados, entre el populismo capitalista y el socialista, esta vez a favor de Colombia crea las condiciones necesarias para la exploración y el desarrollo de nuevos proyectos. Colombia tiene una oportunidad histórica. Para los próximos años la perdida de confianza en las monedas, combinada con un sesgo sin precedentes sobre lo real y no lo financiero, hará que el país reciba enormes cantidades de dólares orientados a la búsqueda de materias primas. Sin embargo, será responsabilidad más que del Gobierno Nacional, de los gobiernos regionales establecer las políticas, los incentivos y la moral, para convertir la riqueza natural extraída y convertida en regalías en la materialización de condiciones que favorezcan el desarrollo nacional.

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