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Los TLC y el agro

Los tratados de libre comercio (TLC) son un arma de doble filo y en todos hay intereses cedidos de lado y lado, con la dife-rencia de que unos países tienen mayor ca-pacidad para controlar a su contraparte.
No se trata de poder militar, sino de ca-pacidad administrativa. Buena parte del éxito depende de llevar bien las cuentas. Si cada país se comprometió, por ejemplo, a no subsidiar tal o cual industria, o a hacerlo hasta un monto determinado, la contra-parte debe ser capaz de obtener toda la in-formación de lo que ocurre en ese sector e interpretarla bien, para saber si le cumplen o le juegan sucio.
Se dice, por ejemplo, que México, quien tiene un TLC de vieja data con los Estados Unidos, no contaba bien el tonelaje de maíz que los Estados Unidos le enviaba y terminó recibiendo mucho más del acorda-do, deteriorando su propia industria maice-ra y perjudicando a sus campesinos. Así que no basta con negociar bien los TLC, sino que hay que tener controles de todo tipo para que un país no le meta gato por liebre al otro.
El TLC con los Estados Unidos lleva va-rios años desde cuando fue negociado, pero al ser aprobado en la Cámara de Represen-tantes de aquella nación hace pocos días, despertó de su letargo.
En Colombia se reconoce ampliamente que en el TLC con los Estados Unidos, el agro fue utilizado por los negociadores co-lombianos como un comodín, por lo que apenas se inicie, se comenzarán a sentir sus efectos en el campo. No hay nada que se pueda hacer con las condiciones pactadas, pero el Gobierno sí debería saber qué vigi-lará y cómo lo hará.   
La entrega del campo en ese TLC fue denunciada desde el principio por el presi-dente de Fedegán, José Félix Lafaurie, aun antes de que este sacrificio quedara formali-zado, pero no lo escucharon. El entonces presidente Uribe estaba consciente de lo que sucedía e implementó una serie de sub-sidios para tratar de blindar el agro, pero todos sabemos en qué quedó uno de los principales, Agro Ingreso Seguro (AIS).
 Juan Camilo Restrepo, el ministro de Agricultura de Juan Manuel Santos, corro-bora dicha entrega y le enfatizó a El Uni-versal lo narrado arriba: es indispensable estar muy vigilantes para que lo malo no se vuelva peor. Restrepo también le dijo a este diario que en los TLC futuros, con Corea, por ejemplo, donde sí existen oportunida-des para el agro, hay que incluirlo y tratar de negociarlo de manera que compense el daño hecho por los demás TLC.
Los ganaderos tienen que estar vigilantes para que los TLC vigentes se cumplan, y para que los del futuro sean negociados lo mejor posible. Ahora más que nunca se ne-cesita un gremio ganadero unido y eficiente que trabaje con el Gobierno y que tenga la capacidad técnica –como la de Andi- para no dejarse meter gato por liebre.
Es imperativo que los ganaderos trami-ten sus diferencias cuanto antes en torno a Fedegán para poder enfrentar unidos el reto enorme que se les avecina.

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