La preocupación por el sector del microcrédito en el país crece cada día más, porque no sólo se ha vuelto una herramienta esencial para la financiación de los proyectos de las clases menos privilegiadas, sino que de forma rápida se ha incrementado la cartera vencida. Ante la situación, la vicepresidenta ejecutiva de Bancamía, Margarita Correa, opina que la Superintendencia Financiera debería considerar el sector de las microfinanzas de manera especial y por lo mismo decretar una regulación propia para las instituciones que realizan esta actividad. Uno de los cambios que propone se refiere a las garantías que se le piden a los bancos. Sobre el aumento en la cartera morosa, asegura que debe ser combatida con una responsabilidad empresarial, dado que los bancos no deberían permitir que las personas se sobreendeuden. - ¿Cómo ha sido el primer año de Bancamia? Ha sido fenomenal porque estamos atendiendo al sector informal de la economía, especialmente a microempresarios que estaban excluidos del sistema financiero. Desde que nos convertimos en banco, en octubre de 2008, hemos tenido un crecimiento constante, por ejemplo en esa fecha se entregaron 197.885 créditos, mientras que hoy ascienden a 285.383, es un crecimiento de 44 por ciento y en cartera teníamos 337.000 millones de pesos y ahora hay 428.000 millones de pesos, es decir un incremento de 27 por ciento. Lo mismo ocurre en el número de oficinas, el año pasado teníamos 69 y hoy ya sumamos 102, han crecido 48 por ciento, y en los municipios pasamos de atender en 233 a 388, con un incremento de 66 por ciento y antes estábamos en cinco departamentos y ahora estamos en 19. No sólo eso, entregábamos 82 créditos por hora, mientras que hoy son 118, es un logro cuantitativo y cualitativo, porque permitimos fortalecer a las empresas, apoyamos la generación de empleo, la estabilización social y damos dignidad a las personas que han estado excluidas. Hay que tener en cuenta que para salir de la pobreza es necesario generar riqueza y qué fortaleciendo las empresas, la economía y el sistema se vuelven más sólidos. - ¿A qué se debe el incremento en la cartera vencida y qué se está haciendo al respecto para que no se siga disparando? Hay tres cosas en particular que están pasando: una es el impacto de la crisis financiera, por ejemplo, la revaluación. La caída tan abrupta del dólar ha incidido en sectores, como la confección, las flores y el banano, áreas en donde estamos muy focalizados. Tenemos tres oficinas en Urabá, cinco sedes en puntos de textiles en Medellín, en maquiladoras para Venezuela, entonces la industria se ha afectado. Otro punto que influye en la cartera es el tema de seguridad del pagadiario, en donde para cobrarle a la persona usan métodos intimidatorios, lo que ha llevado a que los microempresarios tengan que entregar sus negocios y dejen de pagar a los bancos. A esto se suma un sobreendeudamiento de las personas, causado por el apetito de prestar por parte de la industria de microfinanzas. De una manera no tan responsable socialmente, las empresas le prestan a las personas más de lo que pueden pagar. Varias entidades no pueden darle un crédito a un solo usuario, porque ese cliente sólo tiene una capacidad y si la excedemos a alguno le va a quedar mal en los pagos. En ese caso se está haciendo conciencia en los mismo bancos de que no hay nada más malo que sobreendeudar a los pobres, es sacarlos ya de la economía y del sistema, porque si esto pasa nadie les va a volver a prestar. Hay mucho potencial en las zonas rurales, porque los campesinos prácticamente están solos, solamente les presta el Banco Agrario: el reto es saber cómo llegar a ellos. No estar centrados en las zonas urbanas donde hay una saturación de demanda y de oferta, entonces hay que hacer ese equilibrio y tener mucha rigurosidad en el riesgo, en el análisis de los clientes. - ¿Cómo van las utilidades? Este es el año de la estabilización, yo creo que los banqueros saben que una institución arrancando tiene que asumir lo que significa ser banco, estar regulado en inversión y en informes. Además, el ingreso de oficinas nuevas al mercado, es una gran inversión. En la costa tenemos una cartera muy importante y 13 sedes, incluyendo las del Urabá antioqueño, que son nuevas, entonces para esas 40 oficinas que abrimos en el país todo es inversión. Cuando se recuperan esos recursos es cuando podemos decir que se ha vivido la curva de aprendizaje y ha habido una conquista del mercado en términos de masa crítica y de volumen, situación que se refleja en el balance, pero hoy tenemos buenas noticias: ya se está mostrando la estabilidad del banco. - ¿Qué significó convertirse en banco? Un cambio maravilloso, porque ya no tenemos barreras geográficas, nos cabe el país en la cabeza. Hicimos una alianza estratégica para consolidar las costuras regionales y construir la cultura Bancamía, en donde el marco de referencia son los valores. Nuestro plan es tener clientes satisfechos basados no en la oferta sino en la demanda, saber qué quieren, a través de qué canales y cómo será la distribución, esa es la política de crédito que tenemos que construir con ellos. Tenemos un aliado estratégico que es la Fundación del Bbva, que nos permite devolver socialmente a los excluidos el bienestar y fortalecimiento de las empresas a través de la reinversión de las utilidades. El tercer reto como banco es decirle a la Superintendencia Financiera que nos tiene que mirar como un sector especial, que tiene que legislar para esta industria especialmente. - En ese sentido ¿cómo está trabajando la Superfinanciera? Nos está acompañando y regulando, pero también está abierta a conocer. Por eso estamos trabajando en unas propuestas para que la entidad tenga en cuenta una regulación especial para esta industria. Uno de los puntos es sobre las garantías y el tema de riesgo. Debemos tener un modelo de riesgo propio para las microfinanzas, que no puede ser el mismo que tiene un banco común y corriente, en donde el banco tiene garantías admisibles como la propiedad raíz, el patrimonio, mientras nosotros tenemos unas garantías distintas. - ¿Qué opina de la tasa de usura en los microcréditos? No debería regir. Esta es una industria intensiva en mano de obra, nos preguntamos porque el sistema no se ha bajado a la base de la pirámide a prestar y una de las barreras de entrada es que es muy costoso, nosotros levantamos los balances y los construimos con los microempresarios en sus casas y empresas. Creemos que esos obstáculos derivados de la demanda, como las garantías, los colaterales y los costos en la entrega son altos y al ser así, los bancos trabajan para otro tipo de segmentos. Ampliar la cobertura es la tarea más importante que tenemos que cumplir en el futuro. PROMUEVEN EL AHORRO ENTRE LAS PYMES Luego de pasar de ser una Organización No Gubernamental (ONG), a una institución bancaria, al asociarse con la Fundación del Bbva, a Bancamía se le abre un mundo de posibilidades sobre instrumentos para ofrecerle a los clientes. Esto se debe a que siendo ONG sólo podía prestar dinero, porque esta es una de las limitaciones de la naturaleza jurídica de este mecanismo. “Al no ser regulados, pero sí vigilados, soñamos con que en el primer trimestre de 2010, podamos captar los recursos de nuestros afiliados y abrir cuentas de ahorro”, explicó la vicepresidente ejecutiva de Bancamía, Margarita Correa. Sin embargo, este no sólo será el objetivo de Bancamía, la empresa también espera llegar a más municipios de Colombia para ampliar el número de clientes y su apoyo a la formación de una cultura bancaria en el país. “Nuestra tarea más importante es la inclusión social, dignificar a un sector de la economía que está excluido y que está fortaleciendo sus empresas y dar visibilidad a la industria de las microfinanzas”, explicó Correa.
Económica
Microfinanzas deben tener regulación propia: Margarita Correa
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