Editorial


Ya sabemos que las autoridades están tan preparadas como pueden estar, y que eso no es suficiente.

Inundaciones, lluvias y oleaje: ¿qué sigue?

A pesar de la cantidad de agua caída este invierno por las condiciones meteorológicas conocidas como La Niña, y de algunos aguaceros cuya violencia y duración no habíamos experimentado antes, aún no podemos pensar que pasó lo peor, a pesar de que mañana comienza diciembre.

Según el reporte dado ayer en la tarde por Windguru (Gurú del viento), un servicio meteorológico en la Internet, varios días de esta semana serían críticos en Cartagena de Indias, pero el domingo sería el más severo.

Ese día habrá viento constante de entre 19 y 24 nudos, con ráfagas de hasta 34 nudos, y la altura máxima de la ola será de 2,8 metros, y vendrá del Oeste. Windguru también anuncia lluvias copiosas.

Los datos entregados son preocupantes porque la ola que más daños hace en Cartagena viene del Oeste. Las de 2,9 metros son de un tamaño muy respetable, y si se diera la “tormenta perfecta” que nunca querríamos ver, en la que coincidieran lluvias fuertes, marea alta y olas grandes, las consecuencias serían impredecibles.

El reporte de otro servicio meteorológico muy consultado en la Internet, Weatherbuoy (Boya del clima), que se concentra en sucesos sobre el mar, se parecía ayer al reporte de Windguru, advirtiendo que la posición tomada es en el mar, a 5 millas al noroeste de Cartagena, puesto que si se consultaran las coordenadas de la propia ciudad, en Weatherbuoy darían cero los resultados por ser tierra firme.

Para el domingo, Weatherbuoy predice una mañana de ventiscas y mar muy picado (movido por el oleaje), con olas del Oeste por Noroeste, de 2,72 metros (9 pies) y vientos entre 20 y 27 nudos. Por la tarde, predice mucha más brisa y mar más picado aún, con vientos de 20 a 27 nudos por hora, con olas viniendo de la misma dirección, pero crecidas hasta ¡3,03 metros de altura (11 pies)!

Ninguno de estos dos servicios es infalible porque el clima puede evolucionar en cualquier sentido en poco tiempo, pero sí indican lo más probable que podría suceder.

Ya sabemos que las autoridades están tan preparadas como pueden estar, y que eso no es suficiente. Durante los inviernos “normales” anteriores, la preparación ya era deficiente, aunque las consecuencias serían mucho peores si el Distrito no se hubiese anticipado con la limpieza de los canales pluviales principales, en contravía de los hábitos de los vecinos, que los siguen atiborrando de basuras aunque peligren ellos mismos.

Estar “preparados” de aquí hasta que termine la parte fuerte del invierno implicará poder evacuar gente a tierra alta, tener embarcaciones de rescate (como tiene la Armada), y sitios donde desembarcarlos, varios lugares para prestar primeros auxilios, y maquinaria dispuesta para reparaciones de emergencia en las vías más dañadas u obstruidas por lodos o por rocas.

Quizá las defensas marginales como las del túnel de Crespo, que podrían parecer extravagantes hace apenas unas semanas, serían indispensables en buena parte del litoral para defender a los habitantes de los barrios de Cartagena situados allí.

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