Editorial


Agro Incierto Siempre (AIS)

Una decisión judicial podría dejar sin tierras a muchos campesinos de los Montes de María, cuyas propiedades rurales estaban amparadas por una prohibición de venderlas contra el apetito desmedido de algunos inversionistas por comprárselas. La medida fue tumbada como consecuencia de la gestión legal emprendida por un pequeño propietario ávido de vender, parte de un grupo de campesinos que quieren hacer lo mismo, quienes han recibido ya una parte del pago por sus tierras. La propiedad privada de la tierra por grandes inversionistas es positiva para los Montes de María, ya que les llevará inversión y empleo, pero no se puede permitir el despojo de los campesinos. Casi cualquier suma que se les ofrezca les parecerá una fortuna, y es fácil de entender que luego de años de penurias, la tentación por hacerse a un buen fajo de billetes y “escapar” del campo a las ciudades, es enorme. Sin embargo, una cosa es comprar un pedazo de tierra amplio y apto para la agroindustria, y otro bien distinto especular con este bien fundamental para los campesinos, y para la seguridad alimentaria no sólo de Montes de María, sino de las ciudades aledañas, incluida Cartagena. En Montes de María se asegura que un solo propietario ya amasó 25 mil hectáreas en un sector, y 15 mil más en otro. ¿Será verdad? Mientras tanto, los campesinos padecen porque el Estado pretende rematar sus predios por deudas viejas con la Caja Agraria, o porque es incapaz de protegerlos de los buitres que especulan en tierras. Aquí es donde se debería volcar el Estado a ayudar a esta gente pobre, y podría hacerlo con los dineros de Agro Ingreso Seguro (AIS), que serían muy bien empleados para este fin. Lo anterior no quiere decir que todos los fondos de ese programa han sido malgastados, ni que se debería satanizar a todos sus beneficiarios, aunque son obvios los abusos que se cometieron, que se podrían resarcir parcialmente dándole un uso con un beneficio social mayor. No sabemos bien quién o quiénes diseñan la política del agro en Colombia, pero si visitaran las áreas rurales de la Costa Caribe, se darían cuenta de que están muy secas por el fenómeno de El Niño, mucho más que en los veranos normales, que ya es mucho decir. Los dineros de AIS también tendrían un retorno económico y social enorme si fueran invertidos para riego. El agua, como repetimos con frecuencia, es el factor indispensable para romper el círculo vicioso de la sequía y la falta de producción y productividad en el campo colombiano, especialmente el del Caribe. Financiar obras para almacenar agua de riego sería una de las formas más efectivas para arraigar a la población campesina en la tierra, y para iniciar un círculo virtuoso de producción con excedentes que les permita ahorrar y elevar su calidad de vida. En vez de que el significado de la sigla famosa AIS se asemeje a Agro Incierto Siempre, debería merecerse el de Agro Ingreso Seguro a través de la compra de tierras para campesinos y de la inversión en obras de riego.

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