Editorial


Al lado del mar y tan lejos de él

La Comisión Colombiana del Océano (CCO), un órgano intersectorial de asesoría, consulta, planificación y coordinación del Gobierno nacional en materia de política para el desarrollo y aprovechamiento sostenible de los recursos marinos, llamó fuertemente la atención del país hace dos años, en torno al desconocimiento que tenían los colombianos sobre sus áreas marítimas y la indiferencia alrededor de su conservación.
La CCO consideró de vital importancia generar una conciencia marítima nacional, buscando el reconocimiento de la cultura marítima a través de estrategias culturales y educativas que faciliten el encuentro de la gente con los mares y los hagan valorar su importancia en el desarrollo sostenible de Colombia.
En otras oportunidades nos hemos referido a la contradicción que se vive en Cartagena, una ciudad marítima, cuyos habitantes parecen vivir de espaldas al mar.
Ahora queremos ratificar esa circunstancia, porque el anuncio que hizo la Universidad de Antioquia, sobre la apertura de la sede de su facultad de Ciencias del Mar, en Turbo, región de Urabá, nos ha provocado admiración al tiempo que envidia de la buena.
Es inexplicable que en Cartagena sólo exista una institución que ofrece programas universitarios relacionados con los océanos, en la Escuela Naval Almirante Padilla, cuando deberían haberse multiplicado las carreras de Oceanografía, Biología Marina, Ingeniería Naval en las universidades locales –incluyendo la que tiene carácter oficial– así como se han multiplicado las de Medicina y Derecho, por citar sólo dos.
Esa nueva sede de la Universidad de Antioquia, diseñada con características bioclimáticas, dotada de espacios funcionales y edificada con materiales sostenibles, se construyó sobre un predio cedido por la Alcaldía de Turbo, y supondrá, como dicen las directivas de la institución de educación superior, un salto gigantesco en el nivel de la educación superior que se ofrece en el país.
¿Por qué no existe en Cartagena una sede similar, donde se cursen carreras dedicadas al mar y se realicen investigaciones, maestrías y doctorados que permitan no sólo conocer, sino aprovechar los recursos oceánicos?
Es casi anecdótico el hecho de que la gran mayoría de oficiales y suboficiales de la Escuela Naval son del interior del país y que los nativos del Caribe son una minoría allí. La indiferencia académica e investigativa de esta región con respecto al mar podría ser igual de anecdótica sino fuera una tragedia que ilustra la gran distancia que debemos recorrer todavía para encausarnos en un desarrollo pleno y sostenible que permita superar la pobreza y empezar a disfrutar de la prosperidad.
En el año 2007, durante el debate público del Plan Nacional Decenal de Educación 2006-2016, se logró introducir el tema marítimo dentro de todos los niveles de la educación del país, y se estructuraron a partir de entonces una serie de proyectos para que los colombianos se apropien de la cultura marítima. Uno de ellos, realizado por Conciencias y las universidades de Antioquia, Cartagena, Magdalena y Nacional, consiste en un Programa Interuniversitario de Maestría en Ciencias del Mar, con el objetivo de formar a profesionales que desarrollen idóneamente investigaciones en el territorio marítimo y costero colombiano desde todas sus perspectivas.
¿En qué va este programa? Poca información se tiene y eso agrava la paradoja de Cartagena de estar al lado del mar, pero tan lejos de él.

 

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