Editorial


Algunos retos de 2013

Comienza el año con incertidumbre para los cartageneros: la de saber si la salud del alcalde titular Campo Elías Terán le permitirá gobernar y si es así, la de esperar los resultados de la investigación de la Contraloría que motivó su suspensión.
Hace cinco años, cuando la alcaldesa Judith Pinedo asumió su cargo, decíamos que si se lograba que la corrupción contratera no saqueara el erario, Cartagena experimentaría un cambio notorio porque la plata llegaría a donde se necesita, lo cual –a pesar de algunas dudas en contrataciones de algunos subalternos-, ratificamos cuatro años después como logro importante de la primera mujer elegida para manejar la ciudad.
Aunque Pinedo también avanzó mucho en el aspecto social, aún queda mucho por hacer para superar la inequidad en Cartagena, un reto enorme que la ciudad tiene este año, llevando hasta donde sea necesaria la política social integral para superar la pobreza, no con asistencialismo sino con proyectos productivos sostenibles.
En medio de la incertidumbre institucional, muchos corruptos querrán sacar provecho, ya sea manteniendo esa confusión indefinidamente, o torpedeando la continuidad de las políticas mediante las cuales hubo avance hacia el sueño de ciudad moderna, amable y equitativa.
El turismo deberá seguir siendo un sector al que debe ponérsele mucha atención, porque es de las mayores fortalezas locales, aunque implica trabajar en otras áreas como la infraestructura vial y de comunicaciones, mejorar la movilidad y, especialmente, trabajar por la seguridad y su percepción, deteriorada en 2012.
La doble calzada de la Zona Norte debería llegar hasta el Hotel Caribe, adicionándosela a la avenida Primera de Bocagrande para desatrancar el tráfico del sector turístico. El Distrito también debe organizar un sistema justo de concesiones de playas y otras zonas públicas para fortalecer la competitividad del turismo.
Por supuesto, hay que concluir proyectos de gran envergadura como Transcaribe, que debe funcionar en el menor tiempo posible, y eso implica resolver el problema del tramo de Bazurto.
También hay que adecuar la ciudad a los retos del TLC con Estados Unidos y con otros países, rodeando al sector portuario de todos los complementos necesarios de obras públicas y modernizando las industrias de bienes y servicios de exportación para hacerlas más competitivas. El dragado del canal del Varadero es inaplazable, como lo es la solución integral del Canal del Dique para que no sedimente más la bahía ni los parques naturales de las islas del Rosario y San Bernardo.
La Administración distrital tendrá que ampliar y mejorar las condiciones para que los grandes capitales inviertan en la zona industrial de Cartagena y para asegurar nuestra competitividad, fuente más duradera de empleos de calidad. Servicios públicos abundantes, como energía, agua y alumbrado público son indispensables allí y en la Zona Norte.
Es un gran reto el que nos espera a todos los que vivimos en Cartagena, y por eso es menester que se supere la ingobernabilidad en el menor tiempo posible. La ciudad no soporta un año más de incertidumbre y dudas, las que dificultarán la labor de cualquier mandatario, aun uno bien intencionado.

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