Editorial


Arreglo de vías debe acelerarse

Pasan los meses y todavía no empieza a vislumbrarse una esperanza de que, en el corto plazo, Cartagena pueda contar con unas vías en buen estado, seguras y cómodas. Hay muy pocas avenidas principales de la ciudad por las que se puede transitar sin toparse con innumerables huecos, desniveles o grietas entre las placas del pavimento. Recorrerla es un ejercicio que causa desazón, debido a la postración de la malla vial. Sólo las entradas al sector urbano comienzan a tener un buen horizonte con la ejecución de obras prometidas hace más de diez años. Pero muchas avenidas y calles siguen en mal estado, como la vía que conduce a la Terminal de Transporte, ciertas vías paralelas a la carretera de El Bosque y gran parte de las calles de Manga. No se escapan las avenidas Santander y Pedro de Heredia. E incluso, algunas calles importantes del Centro Histórico, como la de San Agustín, tienen baches y roturas protuberantes. Ante esa postración, es tiempo de empezar la aplicación de remedios de fondo, pues las perspectivas se ven lúgubres, ante la necesidad de esperar que se garantice la plena financiación para recuperar definitivamente la malla vial, pero mientras más pasen los días, esa reparación será más complicada, larga y costosa, especialmente porque el invierno acelera el desastre. Entendemos plenamente que es preciso terminar de enderezar los efectos de otro desastre, el que dejaron administraciones anteriores, empeñadas en realizar obras coyunturales y visibles, en lugar de ejecutar un Plan de Desarrollo coherente que tuviera continuidad y que enfrentara los principales problemas de la ciudad con estrategias integrales. También sabemos que hay un compromiso de equidad que la Alcaldesa se hizo cuando puso a consideración de la ciudadanía su programa de gobierno, el cual incluye reparar con prioridad las calles de los barrios pobres. Pero la Administración debe reconocer que también es urgente recuperar aquellas vías sobre las que fluyen las principales y más densas corrientes de tráfico automotor, pues los destrozos que presentan algunos tramos críticos aumentan su peligrosidad. Tal es el caso de la subida al puente Jiménez desde la avenida del Lago, que en su más pronunciada pendiente tiene una enorme grieta y un protuberante desnivel. O la esquina donde acaba la calle 30 para empalmar con la avenida Pedro de Heredia, donde hay un desnivel de más de 20 centímetros entre las placas. La Administración distrital ha sido transparente al revelar la marcha de los proyectos viales ejecutados o planeados. La reparación de vías deterioradas sigue enmarcada en el proyecto de recuperación de la malla vial, pero valdría la pena que el Secretario de Infraestructura fuera más específico con respecto a los plazos fijados para las obras de cada vía en particular. Es preciso acelerar la reparación de vías, sobre todos aquellas que soportan grandes flujos de tráfico, porque basta recorrer la ciudad para darse cuenta que el deterioro aumenta demasiado rápido, y con ello crece también el riesgo de accidentes y se hacen más críticos los embotellamientos.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS