Editorial


Bloqueos, sigue la epidemia

Ayer unos habitantes de Sincerín bloquearon la carretera Troncal de Occidente para protestar porque consideran que la ayuda de la Alcaldía de Arjona para remediar los estragos de las inundaciones ha sido demasiado exigua.Los líderes les dijeron a los medios de comunicación que la Alcaldía no ha colaborado en la evacuación de las aguas que inundaron al pueblo, tras el desbordamiento del Canal del Dique, a pesar de que algunos dueños de fincas de la zona ofrecieron motobombas y lo único que faltaba era el combustible.
La protesta embotelló el tráfico por varios kilómetros en ambas direcciones de la Troncal, una vía por la que fluye la mayor parte del transporte de carga que llega a la Costa Caribe, y que siempre tiene vehículos circulando.
Aunque algunas de las víctimas del trancón se solidarizaron con los manifestantes y les dieron algunos aportes para los gastos de la disposición de las aguas estancadas, la mayor parte de los viajeros mostró impaciencia e indignación, considerando que el viaje por la Troncal no es precisamente un paseo agradable.
Por supuesto, es legítimo el reclamo de los habitantes de Sincerín, pero no lo es el método que se idearon y que se repite por todas partes como una epidemia, para llamar la atención de la Alcaldía de Arjona y de la Gobernación de Bolívar.
No sólo les causaron molestias enormes a quienes necesitaban utilizar la carretera Troncal de Occidente, sino que trastornaron los horarios de muchos camiones de carga, sensibles a los retrasos, especialmente si la carga es de elementos perecederos, y causaron demoras en las rutas de los buses de pasajeros, cuya demanda aumenta en esta época del año.
Como las protestas de los taxistas y mototaxistas, o de los habitantes de barrios que piden mejores servicios públicos, que acuden al bloqueo de vías importantes de Cartagena, esta interrupción del tráfico automotor en la Troncal de Occidente es inadmisible, porque vulneró un derecho fundamental de cientos de personas: el de la libre movilización.
No hay causa que sea lo suficientemente legítima para justificar la violación de los derechos y las libertades ciudadanas, además de que muchas veces, protestas de esta clase, en lugar de ser miradas con simpatía y solidaridad por los afectados, sólo causan rabia y críticas.
Los habitantes de Sincerín, sin embargo, deben recibir la ayuda de los gobiernos municipal y departamental en este drama que padecen a raíz de las inundaciones, y si el problema se puede remediar con combustible y poco gasto, es inadmisible que no se haga de inmediato.
La angustia y desesperación de quienes ven sus casas bajo agua es terrible, pero tienen que comprender que el bloqueo de vías solo sirve para agravar la situación general, con el peligro añadido de que el tráfico pesado aparcado en fila india, defensa contra defensa sobre una bancada débil como la de Gambote, podría terminar en una tragedia mayor si esta cediera.
Esta clase de protestas no se deberían seguir tolerando en ninguna parte, y por supuesto, tampoco la ineficiencia de las autoridades.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS