Editorial


Cartagena y Barranquilla, ¿aerotrópolis?

La visita de John Kasarda a Cartagena la semana pasada como conferencista de las “II Jornadas Internacionales de Puertos”, y su concepto de aerotrópolis, recordó inevitablemente el proyecto del aeropuerto entre Cartagena y Barranquilla. Kasarda, un académico con prestigio mundial, está involucrado en 15 proyectos aeroportuarios enormes en varios países.
Este estadounidense divide la infraestructura de transporte que propició el desarrollo comercial mundial en “oleadas”, de las que enumera 5: la primera, los puertos marítimos; la segunda, el desarrollo basado en canales y ríos; la tercera, los ferrocarriles; la cuarta, las autopistas; y la quinta, los aeropuertos.
Los impulsores de esta quinta oleada, la de la aerotrópolis, son aviones a chorro cada vez más grandes; la globalización; la velocidad para competir; la agilidad para cambiar productos y respuestas; la conectividad; los bienes perecederos; y el turismo nacional y global. Llama la atención que lo que siempre habíamos considerado como el motor principal de los aeropuertos, los pasajeros, son mencionados en quinto lugar.
Kasarda está convencido de que el concepto convencional del aeropuerto está de salida, al igual que sus funciones y acuñó el término de aerotrópolis para describir la ciudad del presente y del futuro, como una ciudad aeropuerto, contraria al esquema convencional que todos conocemos: el de una ciudad con aeropuerto.
En el esquema de Kasarda los pasajeros son muy importantes, pero cada vez más lo es la mercancía de poco peso y mucho valor, especialmente la tecnológica, aunque advierte que muy pronto habrá millones de turistas chinos viajando por el mundo, y si Colombia captara al menos 1% de esta oleada de personas, pasarían del millón de viajeros al año.
Pero el meollo de la aerotrópolis, según Kasarda, es proveer una cadena eficiente de suministros al mundo globalizado. La competencia entre compañías individuales, enfatiza el profesor, le cede el paso a la competencia entre cadenas de suministros. Y para reforzar sus conceptos, advierte que aunque el transporte aéreo carga apenas 1% del peso de la carga mundial anual total, el valor de este pequeño porcentaje es una tercera parte del comercio mundial anual total.
La discusión acerca del mega aeropuerto entre Cartagena y Barranquilla debería salirse del parroquialismo del número de pasajeros transportados por ambas ciudades, para profundizar los conceptos de John Kasarda y su aerotrópolis, que entre otras cosas, exige un transporte excelente y variado desde el aeropuerto, el centro de la ciudad del Siglo XXI, hasta sus distintas áreas de actividad. Kasarda, por supuesto, no es infalible, aunque respalda sus profecías con estadísticas en mano y usa una lógica arrolladora.
Pero como él mismo dijo en cuanto a las aerotrópolis, al establecerlas no siempre se sabe bien qué es primero, si el huevo o la gallina. Es decir, si se montan porque existe la demanda, o si se establecen y después aparece ésta.
Cartagena y Barranquilla harían bien en ampliar la discusión para tratar de descifrar esta adivinanza cuanto antes.


 

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