Editorial


Comportamiento ciudadano

Entre los innumerables problemas de Cartagena, uno es a su vez el origen de muchos otros relacionados con el ordenamiento urbano y la incomodidad cotidiana: el mal comportamiento ciudadano.
Lo que empezó como una actitud cómoda de las personas que buscaban su bienestar personal sin importarles que para ello perturbaran la tranquilidad de los demás, se convirtió en una costumbre de significado contestatario y desobediencia civil injustificada y egoísta.
En el fondo de esta costumbre está el convencimiento de que lo público es propiedad de todos, pero que solo pueden aprovecharlo los más vivos, los que saltan adelante a satisfacer las necesidades y deseos individuales.
El mejor ejemplo de este comportamiento que es parte de la idiosincrasia de la población local es la apropiación de las vías y el espacio público por parte de muchos conductores de buses y busetas, taxistas y mototaxistas.
Esa conducta produce zonas de martirio cotidiano, como el cruce de la bajada del puente de Chambacú hacia la avenida Luis Carlos López, cuya transformación en un espacio de encuentro y descanso se detuvo abruptamente. Sigue siendo en cambio un caótico enredijo de buses de servicio público y mototaxistas, que han sido reacios a contribuir con el desembotellamiento del tráfico y desacatan las medidas adoptadas por el DATT.
Cada cierto tiempo, taxistas y mototaxistas ocupan espacio público para montar estaciones ilegales, sin contemplar siquiera la posibilidad de solicitar una autorización del Gobierno distrital.
Tales estaciones piratas se han establecido en lugares inconvenientes y peligrosos, y se vuelven factores de perturbación para el flujo normal de vehículos en vías muy transitadas, entre ellos el cruce que mencionamos arriba o la subida a la “loma” de Bazurto.
En otras vías de circulación intensa de vehículos, como la Calle Larga, son los conductores particulares o de vehículos de carga liviana los que, haciendo gala de la costumbre local de ignorar el bienestar general, perturban la movilidad estacionándose en zonas prohibidas, a lado y lado de la calle, para realizar diligencias o cargar o descargar durante largo tiempo.
En la mayor parte de los cruces con semáforos, son los conductores de buses y busetas de servicio público los que crean el caos, pues avanzan a su propio ritmo para captar la mayor cantidad de pasajeros, se detienen cuando el semáforo está en verde, se atraviesan transversalmente impidiendo el paso o transitan a velocidades peligrosas.
Un cambio de actitud en la gente de Cartagena, para que su conducta contribuya al bienestar general en lugar de privilegiar con egoísmo su propia comodidad, cambiaría enormemente la dinámica de la vida urbana, con lo cual el beneficio sería general y las molestias se disminuirían.

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