Editorial


Conductores beodos, a la cárcel

Manejar embriagado no era una contravención seria hasta hace poco, aunque un vehículo conducido por un borracho es tan peligroso como un arma de fuego, cuando los conductores ebrios hacen “cachichí” al tener colisiones múltiples, con frecuencia con víctimas fatales. Según la edición de ayer del periódico La República, la ley distingue entre tres niveles de alcohol en la sangre para sancionar: 40 miligramos de etanol por 100 mililitros de sangre, acarrean un comparendo, el decomiso temporal de la licencia de conducción y la inmovilización del vehículo; más de 100 miligramos de etanol conlleva –además- la pérdida de la licencia por 6 meses; y con más de 150 miligramos, se pierde el pase definitivamente, y se aplican las demás penalidades. El alcalde de Bogotá, por ejemplo, sugirió que esta infracción se tipifique como dolo, para que las consecuencias sean mucho más severas. El ministro de Transporte, Germán Cardona, propone que los infractores vayan a la cárcel por un mínimo de 48 horas con cualquier nivel por encima del mínimo único que se establezca, eliminando los dos niveles superiores y rebajando el contenido máximo de alcohol permitido a menos de 30 miligramos de etanol por 100 mililitros de sangre. Así se configuraría la infracción más severa: cárcel, pérdida de la licencia e inmovilización del vehículo. Por otro lado, el ministro de Transporte propondrá un proyecto de ley para que las multas sean impuestas a las placas de los vehículos, y no al pase del conductor, de manera que se puedan cobrar cada año al pagar los impuestos de los vehículos, evitándose que se crezcan las carteras. Los propietarios estarían más atentos a las actividades de sus conductores, y menos dispuestos a tolerar infracciones cuyas multas saldrían de su bolsillo. La República también anunció que la Cámara de Comercio de Bogotá le pidió al Distrito de Bogotá restringir el crecimiento del parque de las motos, ya que allá, como en Cartagena, están involucradas en la mayoría de los accidentes y fatalidades del tránsito vial. El objetivo de endurecer las penas por manejar con alcohol en la sangre es reducir la accidentalidad en el país, que es terriblemente alta y causa muchas muertes. Cartagena tendrá que estar atenta a las medidas de orden nacional y también a las que tome Bogotá para controlar las motos, si es que su alcalde acepta la sugerencia de la Cámara de Comercio, para asegurarse de que aquí se usen esos vehículos y todos los demás de forma más responsable, y no como armas letales en contra de la población. La Policía Metropolitana de Cartagena es efectiva controlando la alcoholemia a los conductores en el retén de Turbaco, pero tendrá que comprarles gafas especiales a los agentes urbanos, que son los únicos que no ven las botellas de trago en manos de los jóvenes aparcados durante los fines de semana con música y voces a todo volumen, especialmente en Bocagrande, Castillogrande, El Laguito y Manga, además de otros barrios.

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