Editorial


Crece la accidentalidad por imprudencia

Solo en el pasado puente festivo, el DATT impuso 83 comparendos a conductores que manejaban en estado de embriaguez, de un total de 1.037 comparendos por distintas infracciones.
En ese mismo período, un carrotanque chocó contra una moto, causando la muerte a una persona; un bus se volcó tras una falla mecánica y dejó 14 heridos; una buseta chocó contra otra, causando heridas a cuatro pasajeros; un taxi se estrelló contra una moto, cuyo conductor quedó gravemente herido; y un bus de servicio especial repleto de personas chocó de frente con otro bus, dejando un herido.
Evidentemente, la imprudencia, la falta de cuidado y la irresponsabilidad de los conductores contribuyen en gran medida a esta cadena de accidentes, y el pésimo estado técnico mecánico de los vehículos de transporte público influye también para elevar la accidentalidad en las vías de Cartagena.
En todo el mundo, la accidentalidad vial es un problema de suma gravedad, al punto que la Organización Mundial de la Salud lo ha considerado como una de las grandes epidemias de nuestro tiempo, y un estudio realizado por esa organización en conjunto con el Banco Mundial reveló que los accidentes de tránsito son la séptima causa de morbilidad en el planeta y una de las primeras causas de muerte de los menores de 40 años.
Las estadísticas en Cartagena no están muy lejos del lúgubre panorama mundial, pues entre enero y abril murieron 25 personas en accidentes de tránsito, la mayoría de las cuales eran peatones, conductores y parrilleros de motos.
La estrategia para disminuir la accidentalidad en Cartagena y reducir el número de muertos por esta causa debe empezar obligatoriamente con la modificación radical del comportamiento de los conductores en las vías, porque la cifra de 1.037 infracciones detectadas en sólo tres días es escandalosa e inaceptable, como lo es el número de muertos por la irresponsabilidad de los conductores que manejan después de haber consumido alcohol.
Obviamente, hay otros elementos que facilitan la ocurrencia de accidentes, como el mal estado de las vías o la falta de señalización, pero no hay duda que la elevada cantidad de comparendos impuestos indica que el factor principal que origina los accidentes es la imprudencia y la irresponsabilidad.
Entre los comportamientos infractores en las vías, sobresale la violación de los límites de velocidad, generalmente después de unas copas que transforman a los conductores en seres osados y temerarios.
Por eso, las autoridades han hecho esfuerzos para reducir la velocidad a través del control policial y electrónico, o la adecuación de las vías para obligar a los conductores a mantener una velocidad moderada, pero en Cartagena se ve a diario que eso no es suficiente.
Mientras no cambie el comportamiento de los conductores y peatones, mientras no entiendan que sus manos están muchas vidas, no habrá controles de tránsito que logren reducir la accidentalidad.

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