Editorial


Cumpliremos siempre con nuestro deber

El jueves pasado, este periódico publicó una nota sobre el temor de habitantes del barrio España por una posible matanza de perros en una casa de la calle Cádiz de ese sector.
Vecinos contaron a un periodista de El Universal que un hombre de rasgos orientales había metido muchos perros en la casa y que algunos habían escuchado aullidos y ladridos a medianoche.
En cumplimiento de su deber, el periodista consultó a la Junta de Acción Comunal, a la Unidad Municipal de Asistencia Técnico Agropecuaria (Umata), al Establecimiento Público Ambiental (EPA) y a la Secretaría del Interior. Comprobó que la integrante de una organización defensora de animales denunció al EPA la situación y esta entidad comisionó a la Umata para investigar.
Con los datos recogidos en más de ocho fuentes, el periodista escribió la noticia aparecida en la edición del jueves.
Ese día, la defensora de animales llamó a este periódico para informar que un grupo de vecinos, que esperaba el allanamiento de la casa donde estaban los perros, se había impacientado y trataba de entrar a la fuerza.
Se envió a otro periodista, quien permaneció allí durante el desarrollo de los hechos, la llegada de la Policía, la inspección de la Guardia Ambiental y el hallazgo de 56 perros. Con lo observado y los datos recogidos en seis fuentes, escribió la noticia publicada en la edición del viernes, que incluyó una declaración del dueño de la casa, dada al periódico Qhubo porque el hombre se negó a hablar con El Universal hasta el viernes, y su versión fue publicada ayer sábado, con las declaraciones de la Colonia China de Cartagena y de propietarios de restaurantes de comida china.
¿Cómo y por qué se tomó la decisión de publicar una nota sobre este caso?
Al igual que con todos los hechos que ocurren a diario, primero comprobamos si afecta o puede afectar a mucha gente, luego verificamos si alguna organización o entidad se ha ocupado del asunto, consultamos a la mayor cantidad de fuentes posible, y sólo cuando estamos seguros de que no se trata de algo privado sino que concierne a la comunidad, nos decidimos a publicarla.
Las notas sobre el caso de los perros, que cubrieron todas las versiones posibles, han desatado una tormenta de reacciones críticas, en las que nos califican desde xenófobos hasta mentirosos, calificativos que rechazamos tajantemente.
La opinión dispersa de un vecino y los comentarios de los lectores a través de nuestra página web, –que se publican sin restricciones, excepto los que contienen acusaciones sin comprobar o insultos canallas, que se borran enseguida–, comenzaron a convertir la preocupación por la vida de unos perros en la sospecha de que los restaurantes chinos usaban carne de perro, algo que nunca dijimos, ni sugerimos siquiera.
Preguntamos: ¿No llama la atención que alguien tenga 56 perros en su casa? A nosotros nos inquietó y también a una organización de protección animal. Por eso hicimos lo que estamos en la obligación de hacer: seguimos el operativo de las autoridades, hablamos con todos los implicados y escribimos exactamente lo que nos dijeron.
Sólo los partidarios de la censura de prensa y los enemigos de la libertad de expresión pueden reprocharnos por cumplir nuestro deber.


 

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