Editorial


DATT y EPA contra el ruido

En Cartagena cada día hay más ciudadanos que se quejan del ruido ante las autoridades, pero como tantos otros comportamientos anómalos, la costumbre de hacerlo sin consideración por los demás tomó fuerza en casi todos los estratos, aunque sufren mucho más los ciudadanos de los barrios marginales y los obligados a utilizar el transporte público.
Las quejas de los usuarios de los buses de servicio público son constantes, como lo hemos documentado en El Universal. Sus pasajeros tienen que someterse con demasiada frecuencia no solo al ruido, sino a la violencia verbal y al mal trato de los conductores si alguna víctima de sus parlantes osa quejarse porque el volumen está muy alto, como suele estarlo casi siempre.
El DATT, bajo la batuta de Edilberto Mendoza, ha sido activo en combatir diversas anomalías del tránsito y las campañas para mejorar el comportamiento de los diversos actores de las vías cartageneras es constante. Recientemente hemos visto operativos contra los transbordos ilegales de pasajeros en distintos lugares de la ciudad, contra los camperos colectivos ilegales, contra las busetas y “vans” que prestan el llamado servicio “puerta a puerta” entre Cartagena y Barranquilla y que invaden el espacio público en la calle 70 de Crespo, mientras que ayer la actividad se centró de nuevo en el ruido dentro de los buses, campaña recurrente del DATT y del EPA.
Los operativos fueron productivos no solo porque inmovilizaron 8 busetas, sino que según el DATT “decomisaron 70 aparatos entre parlantes, cornetas, bafles, pitos, resonadores, entre otros artefactos sonoros”, e impartieron 22 partes. El hacerlo con frecuencia debería servir para quitarles las ganas a los infractores de seguir abusando del pueblo cartagenero. 
Mendoza, sin embargo, debería tener un ejército de agentes de Tránsito a su mando para que sus operativos pudieran ser más frecuentes y en muchos más lugares simultáneamente, porque el tránsito en la ciudad es caótico por la indisciplina de conductores y peatones. 
Según un boletín emitido ayer, “El director del DATT conminó a los conductores a respetar lo estipulado en la norma de tránsito, especialmente en lo establecido en el artículo 1, parágrafo 28 de la Ley 1383 de 2010, que señala que el uso de cornetas, pitos, resonadores y pickup (picós) que no vienen con el vehículo son motivo suficiente para la imposición de una multa de quince (15) salarios mínimos legales diarios vigentes”.
Esto es algo, ya que lo que le ha faltado al control de tránsito son dientes y por supuesto, necesita tener más. Hasta donde sabemos, los implementos ruidosos decomisados los toma el EPA pero este tiene que devolvérselos a sus dueños después de algún tiempo y sería mucho mejor que no los pudieran recuperar, sino que fueran destruidos.
Estos mismos operativos deberían hacerse en los barrios, incluidos Castillogrande y otros, ya que los carros aparcados perturban la tranquilidad de los vecinos. Y así como el EPA se asocia con el DATT, debería hacerlo con Guardacostas para meter en cintura a los propietarios de las embarcaciones ruidosas, que se multiplican en cantidad e impunidad.

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