Editorial


Descabellados

La crisis recién desatada entre Venezuela y Colombia por la visita de Henrique Capriles Radonski era previsible y hubiera podido estallar por cualquier otra cosa, ya que las buenas relaciones entre los dos países dependían de la química y realismo político entre Santos y Chávez.
La crisis estalló justo después de un escándalo en aquel país por la grabación de una conversación entre un personaje del chavismo y un agente de la inteligencia cubana. Las grabaciones reflejan una división del régimen, en la que Diosdado Cabello estaría tratando de debilitar a Nicolás Maduro, una situación gravísima.
Y por otro lado, Venezuela sufre por un desabastecimiento de todo, incluida la comida. Crear tensión contra un supuesto enemigo externo ayuda a esconder las falencias internas. Es una estratagema clásica de las dictaduras, y fue y es utilizada hasta la saciedad en Cuba por los Castro.
Cabello fue compañero de Chávez en la intentona golpista de 1992 y por ser presidente de la Asamblea Nacional al morir el presidente, debió ser jefe de gobierno el tiempo necesario para convocar a elecciones, según lo estipula la Constitución venezolana. En vez de eso, Nicolás Maduro, vicepresidente de Chávez, asumió el poder y fue elegido presidente, pasándole por encima a Diosdado Cabello. De los dos, Maduro es el protegido de los hermanos Castro.
Según la edición de ayer del diario venezolano El Nacional, Cabello dijo que “Cuando Santos recibe al asesino fascista Capriles lo hace para que las reuniones con J. J. Rendón y el narcoparaco Álvaro Uribe pasen desapercibidas. Sabemos las conexiones que tiene Capriles con Uribe. De eso no nos queda ninguna duda: sus emisarios van y vienen. J. J. Rendón viene y lo asesora. Es una actitud poco conciliadora de un Gobierno que dice ser amigo de Venezuela”. Cabello también dijo: “Rechazamos de forma contundente el encuentro porque se trata de una conspiración que encuentra espacio en el territorio colombiano”.
Por su parte, Maduro le dijo a El Universal de Caracas: “El hijo de Chávez (Cabello) está sometido hoy al fuego, tratan de lograr su asesinato moral para ver si luego pueden lograr el asesinato físico. Es un plan dirigido desde Bogotá (Colombia) para debilitar la democracia de Venezuela, dirigido por perversas mentes”.
Las declaraciones de ambos son exageradas y amenazantes, pero consistentes con la imagen de duros y rudos que han asumido, cada uno aparentando ser más chavista que el propio Chávez. Tanto así, que olvidan que Colombia puede abastecer a Venezuela rápidamente de los víveres y elementos que no tiene, y que no hacerlo podría ser el suicidio político de los dos en un país volátil a pesar del control férreo de sus fuerzas armadas. A ambos líderes les convendría ser menos descabellados, aunque el matrimonio entre los dos países es por conveniencia mutua y no durará mucho.

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