Editorial


El abuso de los bloqueos

No es la mejor manera de propiciar un diálogo constructivo y garantizar que se les oiga, pero es la que han usado con éxito grupos de interés en Cartagena. Se volvió costumbre que la comunidad de un barrio, los profesores, los vendedores informales, los mototaxistas y más recientemente los taxistas, coarten el derecho a la movilización de los demás y su tranquilidad cotidiana, a través de bloqueos de vías principales para sentar su protesta.
Ayer, en la ciudad hubo caos porque los conductores de taxis los atravesaron en los cruces viales más transitados, originando embotellamientos que paralizaron la ciudad, para manifestar su condena al asesinato de un colega y rebelarse contra el pico y placa establecido para ellos.
Después del mediodía, los taxistas levantaron el taponamiento cuando la Administración distrital se comprometió a discutir un nuevo pico y placa, manteniendo el actual hasta el primero de marzo.
Es importante el diálogo y la confrontación de propuestas relativas al control de las actividades urbanas más importantes, pero debe ser producto de la convicción de los gobernantes y no de las vías de hecho, como ha ocurrido aquí en los últimos meses.
La aceptación del diálogo es por supuesto una mejor solución a los bloqueos que la intervención de la fuerza pública para desalojarlos a la fuerza, pero es necesario sentar un precedente que le indique a toda la ciudadanía que no se dialogará bajó presión. Ya basta de tanto abuso de grupos de interés particular contra el grueso de la ciudadanía.
Las peticiones de los taxistas son legítimas y el método para discutirlas también debería serlo, y en este caso la regulación del servicio de taxis debería discutirse no sólo entre ese gremio y el DATT, sino que debe dárseles participación a los usuarios, actores principales del mismo. ¿Qué tal que los usuarios se negaran a tomar los taxis a manera de protesta?
Es preciso que, además de la consulta a la comunidad que anunció el director del DATT, Edilberto Mendoza Góez, para que evalúe el pico y placa vigente para los taxis y formule las quejas, observaciones y sugerencias que tenga, se establezca una medio a través del cual los usuarios del transporte manifiesten su opinión sobre el servicio.
Pero no podemos seguir sometidos a la amenaza constante de que se perturbe la movilización en cualquier momento, porque los derechos de un sector de la población no pueden reclamarse violando los derechos de todos.
Siendo consecuentes con las peticiones de los taxistas, sería justo discutir también los abusos que algunos de ellos cometen contra los usuarios y que, excepto algunas pocas sanciones, no son controlados a fondo.
Es conveniente, además, que los taxistas se unifiquen para dialogar, porque el pico y placa contra el que protestaron ayer fue una propuesta del sindicato de taxistas de Cartagena, para mejorar la oferta del servicio, y que desde el principio se dijo que se probaría durante tres meses.
No puede despotricarse contra él cuando lleva escasos 12 días de estar vigente, un tiempo que no es suficiente para medir su eficacia.

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