Acaba de posesionarse el nuevo director de Cormagdalena, Augusto García R., quien llega al cargo con el criterio convenido con el Gobierno nacional de convertir al río mayor del país en una vía principal para el transporte de carga entre sus costas en el Caribe y el interior del país.
El río se convertirá así en un elemento principal del transporte multimodal –como debería ser- cuya característica más importante es que combina de la manera más eficiente y económica el acarreo de la carga por río y por carretera. Es un hecho reconocido que el transporte fluvial es el más barato del mundo, pero también es cierto que a medida que un remolcador va aguas arriba y se inclina la pendiente hasta un punto determinado, el consumo de combustible del remolcador se incrementa y deja de ser económico y eficiente, por lo que en ese momento es más adecuado pasar al transporte por carretera.
Así las cosas, el Canal del Dique también se convierte en una arteria importante e irrenunciable entre Cartagena y el centro de Colombia, aunque su navegabilidad tiene que ser secundaria con respecto a eliminar sus aportes de sedimentos a la bahía de Cartagena, que es la verdadera joya de la corona para la ciudad y para el país. La funcionalidad de su puerto no es negociable, condición que nuestras autoridades y ciudadanía deben tener presente en todo momento.
Cormagdalena sigue la norma del gobierno de Santos de no acometer obras sin estudios detallados, una postura positiva, aunque demore más la solución final para la problemática que el Canal del Dique le causa a la bahía de Cartagena. Por eso invitará a las 10 firmas internacionales más importantes para que la ganadora defina cuál de las 21 opciones propuestas hasta ahora es la más conveniente integralmente para la bahía, para los humedales aledaños al Dique, y no menos importante, para sus comunidades, y también para la navegación.
Hay que tener en cuenta que el Dique es la fuente del agua para potabilizar para el consumo humano en Cartagena y que la cuña salina que entra por la boca del Dique puede llegar a amenazar dicho suministro, por lo que un sistema de estructuras de control y unas esclusas son indispensables para protegerlo.
Hay que admitir que descorazona que no se acometan las obras de inmediato porque cada día que pasa la sedimentación causada por el Dique empeora la navegabilidad de la bahía de Cartagena y también su ambiente.
Y el daño del lodo no se limita a los cuerpos de agua locales, sino a los parques naturales del Rosario y San Bernardo, asolados entre la sedimentación y la mayor temperatura del mar, que blanquea y mata sus corales.
Los nuevos mandatarios de Cartagena y de Bolívar tienen que empaparse de lo que está en juego en el Canal del Dique, que es la supervivencia del puerto, su razón de ser y cuya existencia no puede ser negociable ni “embolatable”, sobre todo después de 8 años de tomadura de pelo en el gobierno anterior.
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