Editorial


El empuje del alma

Mientras buena parte de las vías clave de la Costa Caribe son una colcha de retazos, hablando literalmente, ciertas carreteras nuevas del interior avanzan imparables. Algunas, que parecían quijotadas unas veces, y exabruptos retóricos otras, empiezan a tomar forma. El Instituto Nacional de Concesiones (INCO) licitará la concesión de la vía entre Medellín y Turbo este año, después de más de doce meses de retraso, ¡por USD 800 millones! No será una vía cualquiera, sino que tendrá cuatro carriles en casi todo el trayecto entre la capital de Antioquia y el Caribe antioqueño. Esta carretera tiene un nombre optimista para los paisas, pero petulante y ominoso para Cartagena y el resto del Caribe colombiano: se llamará Nueva Independencia, presumiblemente porque una vez concluida, los antioqueños no necesitarán de ningún otro departamento para importar y exportar mercancías, y serán una especie de país pequeño pero pujante dentro de Colombia, con una autosuficiencia que les permitirá que toda la “platica” quede en casa. El asunto no para ahí. Será la ruta más corta al mar desde Bogotá, cuya economía –por ejemplo- es mayor que la de casi todos los países centroamericanos. Así que los antioqueños no sólo se quedarán con sus pesitos y dolaritos, sino que nos quitarán también los que nos dejaban los bogotanos y los del Eje Cafetero. Turbo, por si los lectores no se han asomado a un mapa de Colombia recientemente, está mucho más cerca de Panamá que Santa Marta, Barranquilla o Cartagena, el cual es otro factor importante de competitividad. El periódico El Colombiano del 5 de septiembre de 2007 decía: “…;la región de Urabá, por ejemplo, por su privilegiada ubicación geográfica…;se le agrega la fortaleza más contundente: la menor distancia de los principales generadores de carga de importación y exportación de Bogotá, Medellín y el Eje Cafetero. “El cálculo es muy sencillo: entre Medellín y Cartagena hay 643 kilómetros mientras que a Turbo hay sólo 330 km, es decir, 41por ciento menos y el ahorro en distancia desde Manizales es de 263 km, 29 por ciento menos y desde Bogotá de 398 km (ahorrados), o sea 35 por ciento menos”. La aritmética de El Colombiano es inobjetable, y la amenaza a nuestro puerto y ciudad es obvia. El puerto de Urabá, que manejaría 12 millones de toneladas al año una vez terminen las obras –muelles, equipos e instalaciones portuarias- costará otros USD 400 millones, que estarán a cargo del sector privado. Pasarán varios años mientras todo lo anterior se materializa, pero no dudamos de que entre el “compromiso del alma” del presidente Uribe respecto al proyecto, que también sería prioritario en una tercera presidencia suya, y el empuje innegable de sus paisanos, Turbo “va porque va”. ¿Cómo se prepara Cartagena para ser más competitiva? Obviamente, las vías del interior hacia acá son un desastre para nosotros pero convenientes para Turbo, y sorpresas explosivas como la de los reavalúos catastrales pergeñados por el IGAC, aunque fueran acertados, no parecen ser el camino para competir con nadie.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS