Editorial


El espacio público recuperado

Si ha habido algún logro en esta Administración, es la recuperación del espacio público, la cenicienta de casi todas las alcaldías anteriores, salvo la de Carlos Díaz Redondo, quien dio algunos pasos tímidos pero importantes, porque con el desalojo nocturno diario de quioscos y otros chuzos, creó conciencia de que los espacios invadidos eran del Estado. Pero luego todo empeoró.
El gerente de Espacio Público, Adelfo Doria, pasó un informe parcial de gestión ayer, a agosto de 2011 (y anunció otro para diciembre de 2011), en el que dice que se han recuperado ya 130.934 m2, más que  equivalentes al “área que ocupan el Estadio Jaime Morón, la Monumental Plaza de Toros y el Estadio de Béisbol 11 de Noviembre (incluidas zonas verdes, parqueos y plazoletas)”. Vistas las cosas así, el área recuperada no es grande, sino inmensa.
La ciudad ha visto el trabajo de Adelfo Doria, su tesón y los riesgos que ha corrido ante las amenazas de algunos intereses oscuros que se lucran de la informalidad y la alimentan con sus productos, muchas veces de origen inconfesable.
Lamentablemente, la ciudadanía siente dudas al ver que algunas de las áreas recuperadas por Espacio Público, como la avenida Venezuela, con gran costo para el erario, están reinvadidas por vendedores ambulantes con carros de ruedas, y por otros que ya se atreven a desplegar su mercancía sobre la acera, que es el paso para medirle el aceite a la autoridad antes de volverse vendedores estacionarios.
Cada vendedor que ha salido del espacio de todos los ciudadanos ha recibido una compensación y además, una capacitación para convertirse en pequeño empresario formal. Muchos lo han hecho con éxito, y otros han recibido el dinero y vuelto a la calle para comenzar otro ciclo de informalidad, quizá con la esperanza de que más adelante los vuelvan a “arreglar”.
La responsabilidad de mantener los espacios públicos recuperados libres de nuevas invasiones y abusos es de la Policía Nacional, a cuyos agentes, a diferencia de sus superiores, no se les ve el empeño necesario para cumplir con su labor 24 horas al día, y en algunos casos –como en la Venezuela- parecería haber cierta convivencia de los agentes con los nuevos invasores. No se puede explicar de otra manera que éstos sean visibles para toda la población, menos para quienes deberían retirarlos de allí.
La recuperación del espacio público tiene que seguir ligada a la capacitación y al acompañamiento constante de los empresarios recién formalizados por parte del Distrito, mientras que generar empleo formal de calidad tienen que sentirlo como una obligación los empresarios medianos y grandes.
Después de todo el esfuerzo humano de Doria y su equipo en esta Administración, da grima pensar que mantener el espacio público rescatado, y recuperar mucho más en todos los barrios, no se convierta en una política de Estado que siga la persona que sea electa a la Alcaldía de Cartagena. Por eso es tan importante que los cartageneros voten a conciencia en las elecciones de octubre.

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