Editorial


El júbilo es también reclamo

Hace 13 años, el historiador cartagenero Alfonso Múnera publicó un texto en el Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República, con los postulados básicos de una investigación seria y documentada acerca del papel que jugó el Caribe colombiano en la construcción de nuestra República. Allí plantea, con argumentos contundentes, que antes del 20 de Julio de 1810, fecha que se considera como el punto de partida del proceso de Independencia de España, en Cartagena se produjeron movimientos libertarios mucho más profundos, que proponían una visión mucho más abierta, pero que ante la rivalidad ya antigua mantenida con la capital del Virreinato de la Nueva Granada, fueron desconocidos olímpicamente durante los siglos XIX y XX, sustentando el centralismo que ha trazado el desarrollo nacional. Por supuesto, ya el 20 de Julio se ha enraizado en el corazón de nuestra nación como una fecha trascendental, así que sería una soberana necedad tratar de quitarle su importancia simbólica y patriótica. Por el contrario, hay que celebrarla jubilosamente. Pero eso no significa que dejemos de aclarar lo que significó verdaderamente cada uno de los hechos que contribuyeron a lograr la emancipación de nuestro país, para entender por qué el desarrollo nacional ha sido desigualmente impulsado. Desde Bogotá se empieza a lanzar el año de celebraciones del Bicentenario de la Independencia, que se cumple en 2010, tomando en cuenta la fecha considerada como su inicio, para lo cual ha trabajado desde hace cierto tiempo una Alta Consejería. En la extensa programación se incluyen recorridos para repetir la travesía de nuestros libertadores, hay conferencias de grandes historiadores, congresos, foros, se lanza un sello postal conmemorativo y se programan carreras de globos y otros actos especiales. Lo único que sorprende es que todo ello gira alrededor de la visión centralista que ha sustentado el recuento histórico de nuestra emancipación, una visión que se enseña en escuelas y colegios, en la que no hay lugar para el aporte precedente que Cartagena hizo a ese proceso. Vamos a cumplir 200 años de Independencia, un período bastante largo para el progreso, beneficiados por nuestras enormes riquezas naturales y por el espíritu infatigable de nuestro pueblo, pero hemos perdido mucho tiempo, primero en conflictos donde la mezquindad regional tuvo mucha culpa, y casi siempre por la terca decisión del centro político de mantener la coyunda sobre el resto del país, especialmente sobre la Costa Caribe, que ha luchado demasiado porque se le reconozca también como nación. En el Caribe celebramos el 20 de Julio con el mismo júbilo que se celebra en todo el país, pero también reclamamos con orgullo nuestro aporte a la Independencia y nuestro derecho a intervenir en las decisiones nacionales.

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