Editorial


El megaparque del manglar

El Parque del Manglar que tenemos hoy es una vergüenza, y no una cualquiera, porque costó miles de millones de pesos de hace varios años, que no salieron del erario, sino –principalmente- de la donación de un banco. Esa tampoco es razón para haberlo dejado morir, que equivale a tirar ese montón de dinero a la basura, pudiendo gastarlo en menesteres socialmente útiles. Ahora la Alcaldía propone allí un “megaparque” diseñado por los expertos de Explora, de Medellín, que es el parque tecnológico más importante de Colombia y quizá de América Latina. Tanto, que ahora le diseña el contenido a la famosa Maloka bogotana, que en su momento fue una revolución. Hay que admitir que inicialmente es difícil de digerir la magnitud del megaparque propuesto, especialmente porque en Cartagena estamos acostumbrados al minimalismo, y porque el compromiso de mantenerlo –que equivale a renovarlo periódicamente para que no se agote su temática-, asusta. ¡Costará millones! En su columna editorial de hoy, “Antiproyectos”, Augusto Beltrán habla de la dificultad de emprender obras importantes en nuestro medio: “Aquí los apóstoles del no facilitan que se aplace cualquier iniciativa. A todas se oponen…; Si hay partidarios del proyecto insinúan sospecha de intereses torcidos. Se cuestionan los estudios, el contratista, la ubicación. El cuento es oponerse”. Sus asertos coinciden con ciertos hallazgos del Diagnóstico de Cultura Ciudadana dado a conocer recientemente, algunos de cuyos apartes dicen: “Cartagena presenta un nivel de desconfianza generalizado”; “Cartagena presenta desigualdades sociales en la confianza en las instituciones y las autoridades”; y sobre todo, “Cartagena presenta una tendencia generalizada a imaginarse tramposo ‘al otro’ ”. Seríamos ingenuos si no nos diéramos cuenta de que las actitudes anteriores no se crearon en el vacío, y que debieron ser agudizadas por la politiquería corrupta que sigue tan campante en muchos lugares, que pelea por tumbar de cualquier manera a quienes tratan de impedir sus desafueros, que ha saqueado al erario, y que continúa haciéndolo cada vez que puede. Recuperar la confianza de la ciudadanía será una labor ardua, que requerirá varias administraciones más en la Alcaldía con vocación de honestidad. Así que el éxito del megaparque del Manglar propuesto por la Administración es importante no sólo porque debe ser útil, didáctico, inclusivo y sostenible, y porque no se deben dilapidar los recursos del erario, sino porque será importante para crear confianza en la ciudadanía, de aquella que se multiplica y permite avanzar a las ciudades como avanzó Bogotá con Castro, Mockus y Peñalosa. Está bien que la ciudadanía, incluido el Concejo, expresen sus dudas, críticas y preocupaciones, que ojalá sean los insumos para hacer de este proyecto un orgullo de toda la población, y un punto de integración para los ciudadanos de todos los estratos, y muy especialmente, de los jóvenes.

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