Editorial


El otro diferendo limítrofe

La ley determinó desde el año 2001 que todos los buses intermunicipales deberían ir a las terminales de transporte, y desde entonces el Distrito viene conversando con el municipio de Turbaco acerca de la obligación de sus buses de usar la Terminal de Transportes de Cartagena. Nadie puede decir que el Distrito tomó a Turbaco por sorpresa al exigirle cumplir este mandato nacional. Turbaco dejó de ser el pueblo de campesinos de ayer y se convirtió en un dormitorio de Cartagena, y en la práctica es su barrio más remoto. Al menos, eso sienten sus habitantes, especialmente los que madrugan a trabajar en Cartagena todos los días, que son muchos. También es cierto que el pueblo tiene un comercio propio cada vez más vigoroso, alimentado en buena parte por cientos de pequeñas “casa fincas” a sus alrededores cuyos propietarios tienen capacidad de compra mediana y alta, y prefieren hacer muchas de sus adquisiciones en Turbaco. Tienen sus propios vehículos, pero sus empleados, junto con la mayoría de los turbaqueros que trabajan en Cartagena, andan en bus. Así que se entiende que los habitantes de Turbaco sientan que tienen algunos “derechos” con respecto a esta ciudad. Por el otro lado, Cartagena está demasiado congestionada con sus propios buses, carros y motos, y no aguanta un vehículo más de cualquier parte, especialmente por la avenida Pedro de Heredia. Los buses de Turbaco y de otros municipios pretenden entrar hasta El Amparo, pero allí causan un despelote. Además, como no pueden circular en las rutas urbanas, se reparten en distintos barrios y establecen terminales piratas aquí y allá para transitar entre esos lugares y Turbaco, alrededor de las cuales se forman las cadenas conocidas de la informalidad: tintos, jugos, comida, mercancía, y gente orinando y defecando entre las matas de los barrios residenciales, cuyos vecinos presionan a la Alcaldía de Cartagena para que impida estos desmanes. Debido a que el Distrito impidió la entrada de los buses de Turbaco hasta El Amparo, estos bloquearon la Troncal de Occidente, y su propia Alcaldía emitió un decreto prohibiendo que los buses urbanos de Cartagena circulen desde Ternera hasta el puente de la circunvalar entre Mamonal y La Cordialidad, próximo al cementerio, sin caer en cuenta de que Turbaco no tiene jurisdicción sobre la Troncal de Occidente porque es una carretera nacional bajo la responsabilidad del Ministerio de Transporte, por lo que su decreto retaliatorio es espurio. Por lo pronto, el Distrito permitirá la llegada de los buses de Turbaco hasta Ternera, incluyendo el paso frente a la Universidad San Buenaventura y saliendo de nuevo por la Troncal de Occidente, pero esas son medidas transitorias, ya que la ley es clara: llegar a la Terminal de Transportes será la única opción definitiva para todos los buses intermunicipales. Ojalá que los diseños de la doble calzada entre Cartagena y Turbaco dejen espacio suficiente para que Transcaribe también llegue allí eventualmente, porque la conurbación entre ambos municipios es evidente y pronto estarán unidos ininterrumpidamente por barrios nuevos que ya intentan subir la loma.

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