Editorial


El perverso juego guerrillero

Ya no sorprende el juego perverso de las Farc, que se repite como una estrategia desgastada y sin originalidad que podría mover a risa de no ser porque peligra  la vida de muchas personas.
Tras varias semanas de anuncios rimbombantes sobre la liberación de seis uniformados que mantiene secuestrados, las Farc anunciaron ayer que la aplazan, argumentando falsamente que la zona donde los iban a entregar ha sido militarizada.
Por si esta burla cruel del grupo guerrillero a todo el país no fuera suficiente, todo parece indicar que una columna móvil de las Farc, probablemente la llamada “Daniel Aldana”, según las autoridades, detonó ayer un artefacto explosivo en el municipio de Tumaco, dejando hasta ahora 5 muertos y unos 40 heridos, entre civiles y policías.
Estas dos respuestas al clamor de muchos sectores colombianos para que se comience una negociación de paz con ese grupo guerrillero no puede ser más clara y contundente.
Es entendible la preocupación y el miedo de los familiares de los secuestrados que van a ser liberados, pero es injusto que en lugar de exigirles a las Farc cumplir su tan publicitado ofrecimiento, responsabilice al Gobierno del éxito de la liberación y sugiera que está fraguando un plan de rescate militar que podría frustrarla.
Para la vocera de Colombianos por la Paz, Marleny Orjuela, el anuncio de que la guerrilla “va a liberar unilateralmente a seis” de los secuestrados, podría incumplirse porque las Farc tienen desconfianza por la participación de aeronaves militares, y le pidió al ministro de Defensa divulgar el tipo de aeronaves que proponen “para la logística de la liberación”. A las Farc, en cambio, no les exigen ninguna información sobre el lugar ni la fecha de las liberaciones.
El segundo acto de la tragicomedia estuvo a cargo de la exsenadora Piedad Córdoba, quien anunció ayer una “campaña” para la repatriación desde Estados Unidos, de los guerrilleros 'Sonia' y 'Simón Trinidad', pues la exigen las Farc para aceptar “un proceso de acercamiento” con el Gobierno.
Parece un silogismo ilógico: las Farc anuncian que liberarán a 6 secuestrados para demostrar su voluntad de paz, luego anuncian que aplazan la liberación, mientras mantienen exigencias absurdas para “un acercamiento”, no para un diálogo de paz.
El remate trágico lo protagonizaron con el atentado explosivo ayer en Tumaco, un municipio donde en octubre de 2011 emboscaron y mataron a 10 uniformados.
El argumento de ahora es el mismo de otras ocasiones, dilatar la liberación para desesperar a las familias de los secuestrados para que presionen al Gobierno y culpar a este por militarizar la zona, lo que fue desmentido sin dudas por el ministro de Defensa con un argumento sencillo e irrebatible: qué zona van a militarizar si no han entregado las coordenadas, como le reconocieron el CICR y Colombianos por la Paz.
Tiene razón el presidente Santos, no más trucos ni engaños, libérenlos ya.

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