Editorial


El pico y placa

La contaminación en las grandes ciudades y los “trancones” en el tráfico hacen que las medidas de pico y placa para disminuir la cantidad de vehículos en las vías, sean no solamente deseables, sino obligatorias. En esos casos, sus beneficios suelen ser palpables, como en las temporadas turísticas altas en Cartagena, o en urbes congestionadas siempre, como Bogotá. El pico y placa también es usado para estimular el uso del transporte público, donde lo hay bueno, con un mínimo de dignidad para sus usuarios, que no es el caso de Cartagena todavía, ya que el Sistema de Transporte Masivo, Transcaribe, todavía está en construcción. Pero aun así, la medida tiene lugares y momentos en los que es útil. En términos generales, es acertado estimular el uso del transporte público y desestimular los autos privados, incluido en Cartagena. Es ambientalmente perjudicial y económicamente ineficiente que cada persona ande sola en un auto, cuando ese mismo vehículo y su motor contaminante podrían llevar a varias personas, permitiendo que otros vehículos se queden en casa, disminuyendo así el daño ambiental y los trancones. Ambas prácticas mejorarían la calidad de vida. El Distrito de Cartagena, y más concretamente el DATT, acaba de modificar las medidas de pico y placa, liberando de ellas los días de fiesta que no caigan en las temporadas pico del turismo, además de cambiar los días para los distintos números de placas. También extendió algunas de las restricciones para las motocicletas, y mantuvo las anteriores. Aunque el DATT no debería sacrificar el pico y placa ni los principios que lo motivan, sí debería revisarlo más a fondo para no utilizarlo innecesariamente donde es inocuo, como dentro de algunos barrios sin gran tráfico, cuyos habitantes se mueven dentro de él sin salir a las vías principales. Bastaría un control en las entradas y salidas de estos lugares para asegurar el éxito de la medida sin penalizar tontamente a sus habitantes. La dificultad de controlar distintos grados simultáneos de la medida general no debería perjudicar a la comunidad, ni propiciar la actitud de “vender el sofá” donde el pico y placa es inane sólo por la incapacidad de las autoridades de efectuar un buen control allí. ¿Por qué un habitante de Crespo, por ejemplo, o de El Cabrero, Bocagrande, El Laguito o Castillogrande, por sólo mencionar algunos, no puede moverse en su auto dentro de barrios con calles desocupadas, sin utilizar las vías importantes y que de verdad causan los trancones? ¿Por qué debe primar la comodidad del DATT sobre la de la ciudadanía? Nada se perdería con hacer ensayos en los lugares que cumplan con las características de poco tráfico como los mencionados arriba, especialmente teniendo en cuenta que ayer lunes, cuando no hubo pico y placa, no se supo de trancones en la mayor parte de la ciudad, y si hubo algunos, fue en los lugares de siempre, afectados por las obras de Transcaribe principalmente. No se debería prescindir del pico y placa, pero sí ajustarlo a la realidad de los distintos lugares de Cartagena.

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