Editorial


El Salado se sigue endulzando

La Fundación Semana adoptó al pueblo de El Salado e invitó a un grupo de empresas, instituciones y benefactores para trabajar en su desarrollo.
En los Montes de María, como en tantas otras partes del país, hubo masacres cometidas por los grupos armados ilegales, algunas veces por las guerrillas y otras por los paramilitares. Estos últimos asesinaron a 66 personas en El Salado, y justo sobre la antigua cancha deportiva donde los masacraron, se inauguró ayer la Casa de la Cultura, de diseño moderno, con la participación de Carlos Vives, quien dio un concierto.
La intervención de Semana y sus aliados en El Salado es integral, pero no asistencialista. El pueblo, azotado no solo por la intimidación de las Farc y por la violencia paramilitar, sino por la pobreza de toda la vida, es un laboratorio del que se debe aprender para hacer intervenciones similares en otras poblaciones.
El laboratorio no ha sido solo para El Salado y sus habitantes, sino para las empresas privadas que trabajaron juntas y con el sector público. La construcción de la carretera tuvo demoras inexcusables por la paquidermia de la administración departamental anterior, afortunadamente superada a pesar de los dos inviernos crueles de 2010 y 2011.
Y hablando de laboratorios, el presidente Santos dijo hace unos meses en El Salado que este pueblo lo sería para la restitución de tierras. Esperamos que no haya sido un mero anuncio y que se recuperen para los campesinos algunas de las miles de hectáreas en pocas manos que rodean al pueblo.
Los cambios en El Salado son más que cosméticos, ya que ahora tiene un acueducto funcionando; un alcantarillado a punto de arrancar; unas redes eléctricas urbanas suficientes, pero dependientes de un servicio rural incierto; y tiene los 19,5 kilómetros que lo separan de la Troncal de Occidente arreglados en buena parte mediante el sistema de placahuellas. También hay una estación de Policía nueva.
Es muy significativo que Fundación Semana haya escogido la inauguración de la Casa de la Cultura como el hito del renacer del pueblo, y de su intervención en él, porque solo mediante la educación y el arraigo se puede esperar que surja una gente próspera.
Este establecimiento tiene biblioteca, computadores de última generación, ludoteca y muchos otros elementos para ayudar a mejorar la calidad de vida de los ‘salaeros’ y la comprensión de su propia historia.
Lo que le ha sucedido a El Salado debería ser lo mismo que haga el Estado en los demás pueblos sufridos y abandonados de los Montes de María, del Caribe colombiano y del país. El progreso de este pueblo no debería ser un hecho aislado, sino el comienzo de una tendencia del rescate del campo.
En Bolívar aún hay mucho por rescatar: Chengue, Macayepos, Floral, Lázaro, Bajogrande y Las Palmas son apenas unos cuantos nombres de pueblos emblemáticos que merecen ayuda, pero hay cientos más con los mismos méritos y necesidades.
Desarrollarlos no es una bondad del Estado, sino su obligación.
(Lea más sobre El Salado - Masacre de El Salado)

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