Editorial


Emisario Submarino: la etapa nueva

El fracaso de la instalación del Emisario Submarino fue un golpe colectivo aún no bien asimilado por la ciudadanía de Cartagena. Las causas del fiasco son “motivo de investigación” y aunque seguramente se sabrán detalles nuevos, la esencia de lo sucedido está bastante clara.

El contratista, EDT Marine Constructions Cartagena Outfall, tenía que entregarlo funcionando, para lo cual remolcaría la tubería de más de 4 kilómetros de largo desde la bahía hasta Punta Canoas.
Una vez allí, “entregaría” el extremo que iría más cercano a la orilla a unos tractores de oruga que lo jalarían con cables de acero y conectarían al extremo del tubo del tramo terrestre (de 23 kilómetros de largo); luego hundirían una parte del Emisario en la “zanja” preparada en el fondo del mar y lo cubrirían con arena, mientras el resto del tramo quedaría fijado al fondo por los lastres de cemento (880 en total) distribuidos sobre la tubería, a una profundidad máxima de 20 metros.
Se sabe que la salida de la bahía fue pospuesta varias veces dizque por “mal tiempo”, aunque una de las veces se debió a que un tramo se encalló frente a Bahía Honda; que al salir finalmente, el remolcador principal tuvo fallas mecánicas frecuentes; que EDT no tomó la ruta prevista, más corta y sobre aguas llanas, sino una imprevista, al Oeste y no al Este de Salmedina; y que de ahí en adelante comenzó a fracturarse y dividirse el Emisario sobre aguas profundas.
Luego hubo pedazos de tubería en varias partes, incluyendo las Islas del Rosario, Isla Fuerte, Arboletes y Panamá. Ya hay más de 2.000 metros a buen recaudo dentro de la bahía de Cartagena, que serán evaluados por expertos de Pipelife, la compañía que los construyó. A partir del momento que estos expertos certifiquen cuánta tubería sirve, se pedirá la que falta, que tardaría 3 ó 4 meses en llegar a Cartagena, donde le fijarían los lastres nuevos.
Esta vez, Acuacar ejecutará toda la operación y en vez de llevar la tubería en un solo tramo a Punta Canoas, lo hará por secciones que podrían tener entre 300 y 400 metros, y las instalaría modularmente.
Los tramos así de cortos requieren remolcadores con menor potencia, pueden girar fácilmente hacia el Norte al salir de Bocachica y tomar el rumbo entre Tierrabomba y Salmedina, sobre aguas llanas y con pocas olas, y pueden andar a un poco más velocidad que si jalasen todo el tramo al tiempo. Y sobre todo, se arriesga apenas una sección y no toda la tubería.
A partir de ahora, el manejo del Emisario Submarino tendrá dos etapas: la batalla jurídica con EDT Marine Construction Cartagena Outfall; y la conclusión del proyecto. La primera tiene sus procesos y tiempos legales, y depende de muchas entidades y circunstancias, nacionales y extranjeras; y la segunda, la más urgente para la ciudad, dependerá exclusivamente de Aguas de Cartagena, que tendrá que ser diligente para minimizar los tiempos de entrega del Emisario y ponerlo a funcionar.
En adelante, le conviene mucho a Cartagena que Acuacar, sin descuidar el pleito contra EDT Marine, se concentre mucho más en concluir el proyecto exitosamente.

 

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