Editorial


Encima de todo, ¡se roban los cables!

Cartagena tiene un déficit de energía porque no le ha sido conectado a su sistema de 66 mil voltios (kV), que rodea a la ciudad y que es de Electricaribe, la cuarta línea de 220 mil voltios (kV), que le corresponde a ISA. Electricaribe tiene lista desde hace algunos meses la subestación en El Bosque a donde debería llegar la línea de 220 kV.
La ciudad conoce el impase entre ISA y la Alcaldesa. Ésta exige que la línea de 220 kV sea subterránea en la Vía Perimetral, mientras ISA –que ni siquiera tiene licencia ambiental- ofreció a la Alcaldesa enterrar las líneas en 2018 a cambio de que se las deje pasar aéreas mientras tanto. De no acometerse las obras ya, ISA mete miedo con un apagón en 2012, mientras la Alcaldesa responde que el Gobierno nacional impediría que a Cartagena le falte la energía.
Nadie duda de que la situación ideal –como cree la Alcaldesa- sería que la línea de 220kV fuera subterránea. Tampoco dudamos de que a ISA la haya caracterizado en este caso cierta “sobradez” imperial ante a la tozudez inamovible de la mandataria caribe, ni que le faltara presteza a la compañía para cumplir con el contrato que se ganó, ni que sería mejor que tratara a esta tierra con mucha más consideración. No obstante, la ciudad no debería correr el riesgo de agudizar el desabastecimiento energético solo por castigar la ineficiencia de ISA, resaltada por su interventoría.
En lo inmediato, Cartagena ya sufre cortes permanentes de energía, por lo que el apagón podría estar mucho más próximo de lo que imaginamos. Electricaribe, consciente de sus falencias, elabora un plan de obras y de inversiones para mejorar la entrega de energía a los usuarios, pero asegura que sin la cuarta línea de 220 kV la ciudad estará sujeta a mayores problemas.
El invierno pasado le hizo mucho daño a toda la infraestructura nacional, incluyendo las redes eléctricas, que ahora sufren nuevamente el embate de unas lluvias que se recrudecerán hasta diciembre con una segunda “Niña” que se consolida en el Pacífico colombiano. El Ideam dice que no será tan grave como la de 2010, pero aun así, en 2011 podría llover 300% más que el promedio histórico, excluyendo la precipitación del año pasado, calculada en 600% mayor al promedio histórico.
En este horizonte de amenazas climáticas la falta de energía es especialmente grave. Además de las inundaciones, la población tiene que soportar racionamientos por fallas en las líneas atribuibles a los fenómenos meteorológicos, de manera que el calor se siente más al no poder usar ventiladores eléctricos, y los alimentos se dañan sin refrigeración.
En medio de la precariedad energética, hay expertos en robarse los cables para venderlos como metal fundido, como acaba de ocurrir en los municipios de La Línea. Afectar comunidades mediante el robo de sus cables eléctricos debería tener penalidades severas, y las autoridades deberían empeñarse en capturar a estos delincuentes.
Mientras tanto, volvemos a instar al Gobierno nacional a mediar entre el Distrito e ISA para resolver el impase, o para garantizar otra fuente de energía para Cartagena.

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