Editorial


Entusiasmo futbolístico explicable

En una ciudad donde la pobreza campea y que padece problemas que requieren solución urgente, los esfuerzos para lograr que la FIFA la acepte como subsede para el Mundial Sub-20 parecen un capricho superficial. Ayer llegó a Cartagena la delegación de la FIFA encargada de realizar hoy la inspección al estadio Jaime Morón León, para cuyas obras de remodelación se han destinado 10 mil millones de pesos. La Administración distrital, contagiada del entusiasmo futbolístico que viven los cartageneros a raíz del buen desempeño del equipo local en el torneo profesional colombiano, ha hecho un gran esfuerzo para mostrar que la ciudad tiene no sólo el escenario adecuado para una competencia de gran dimensión, sino suficiente infraestructura para albergar a quienes llegarían durante el Mundial. Como ciudad turística, Cartagena tiene una evidente ventaja en atractivo, lo que se complementará con el mejoramiento del estadio, que incluye nueva silletería, camerinos, baterías de baños suficientes para sombra y sol, sistema de sonido y televisión y una sala de prensa con aire acondicionado. Por supuesto, se puede argumentar que esos 10 mil millones de pesos podrían invertirse mejor en programas de lucha contra la pobreza, creación de empleo o mejoramiento de las condiciones sanitarias en los barrios marginados. Sin embargo, hay que considerar los beneficios que le traería a Cartagena ser la subsede de un Mundial de Fútbol, en una categoría que poco a poco ha ido adquiriendo importancia y convoca el interés publicitario de las más grandes compañías internacionales. Ahora mismo es el tercer evento más importante del deporte orbital, después del Mundial de Fútbol de mayores y los Juegos Olímpicos. La llegada de jugadores, técnicos, delegados, observadores y periodistas internacionales es ya una gran ventaja, porque la mejor promoción para la ciudad como destino turístico, es el testimonio de quienes pasaron aquí días inolvidables. También porque, al darle una gran visibilidad, proyectará una imagen positiva de Cartagena en todos los rincones del planeta, a través de las pantallas de televisión y de los demás medios, con un gran impacto en materia promocional. En cuanto a las obras en sí, es indudable que poseer un estadio en excelentes condiciones permite inscribir a Cartagena entre las ciudades que son escenario adecuado para partidos de fútbol de talla internacional. En primer lugar, como sede de los juegos de la Copa Libertadores o de la Copa Suramericana, un sueño que ahora tiene grandes posibilidades de volverse realidad, gracias al buen desempeño del Real Cartagena. No resulta absurdo, entonces, soñar con la realización de encuentros amistosos con grandes equipos del mundo o selecciones nacionales. La consolidación de Cartagena como centro futbolístico puede fortalecer y hacer más dinámica la economía local, pues nadie desconoce la capacidad que tiene este deporte para convocar a las masas y para producir grandes cantidades de dinero. Por eso es explicable el entusiasmo que tiene el Gobierno distrital y el gran esfuerzo que está haciendo para conquistar el aval de la FIFA a su aspiración de ser subsede del Mundial Sub-20 de Fútbol, que se realizará a mediados del año entrante en Colombia.

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