Uno de los aspectos en el proyecto Cartagena Cómo Vamos (CCV) recomendó trabajar con dedicación a la Administración distrital fue en la prevención del embarazo en adolescentes.
Según el informe más reciente sobre calidad de vida de CCV, el número de partos de adolescentes entre 10 y 19 años creció de 3.975 en 2010 a 4.118 en 2011, cuando representaron el 21,8% de los partos totales.
Este aumento exige una respuesta multisectorial para abordar los aspectos de educación con la misma intensidad con que atienden los que atañen específicamente a la salud.
En Colombia, el 17 por ciento de las adolescentes entre los 15 y 19 años han estado embarazadas alguna vez y el 14 por ciento son madres, según el Ministerio de Salud, con tendencia a incrementarse.
Para enfrentar el problema, el Gobierno emitió un documento Conpes por 500 mil millones de pesos para generar campañas preventivas de embarazos no deseados, que fue presentado hace unos días en Cartagena y que el alcalde se comprometió a usar como guía.
Los embarazos en adolescentes muestran ciertas pautas comunes en todas las ciudades de América Latina, por ejemplo que las madres adolescentes tienen entre un promedio de 3 años menos de educación y en un alto porcentaje desertan de la escuela.
La razón por la cual tantas adolescentes quedan embarazadas fue investigada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En muchos casos es una vía de escape para las muchachas, que no consideran que la educación pueda ayudarles a mejorar su futuro, y en casi todos los casos son jóvenes con una historia de muy bajo rendimiento escolar.
Estas adolescentes, según el estudio del BID, experimentan sentimientos de soledad, de poca confianza en sí mismas y buscan las relaciones sexuales como una forma de sentirse mujeres adultas.
Generalmente tienen muy poca comunicación con sus padres, especialmente sobre el sexo, lo cual las impulsa a buscar información y consejo en otros jóvenes de su edad, con su misma inexperiencia y patrones incorrectos de conducta.
El mayor número de embarazos ocurre en adolescentes cuyas familias están separadas, o uno de los padres ha muerto, o son hijas de madres solteras.
El problema principal del embarazo y parto en menores de 20 años es su riesgo alto, con mucha probabilidad de complicaciones, como el peso bajo del niño y los partos prematuros.
También es habitual la ausencia de cuidados prenatales ya que las jóvenes al principio tienden a negar el embarazo.
Los expertos consultados por CCV para comentar los datos sobre la calidad de vida en la salud, coinciden en que para enfrentarse al aumento del embarazo en adolescentes, deben ponerse en marcha estrategias que privilegien la prevención del abuso sexual infantil, la educación de los jóvenes y adolescentes, generando capacidades para tomar decisiones asertivas y bien informadas y la acción eficaz de las autoridades contra el abuso y el maltrato infantil.
A los organismos de salud les corresponde desarrollar campañas y ofrecer servicios de salud sexual y reproductiva y planificación familiar especialmente dirigidos a los jóvenes.
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