Editorial


Errores arbitrales y la tecnología en el fútbol

El fútbol es el deporte que más gloria y emoción adquiere mientras más grande sea la pantalla en que se vea y más sofisticada la tecnología para lograr sorprendentes tomas en cámara lenta, es también el que le ha sacado mayor provecho mediático a estos avances, y sin embargo, es uno de los pocos que se han negado a utilizar la sofisticación informática y de telecomunicaciones para hacer más exactas las decisiones arbitrales. El Mundial de Sudáfrica 2010 es el que más tecnología de punta ha utilizado, para lograr transmisiones espectaculares de televisión, y para llevar la información a cualquiera de los pequeños dispositivos electrónicos que se usan, como teléfonos móviles y computadores portátiles con Wi-Fi. Incluso, se estrenó en el torneo la transmisión de 25 juegos en tercera dimensión, para deparar una nueva experiencia visual a los aficionados. Debido a todas estas grandes posibilidades y las innumerables que se vislumbran en el futuro inmediato, resulta inexplicable que la FIFA se haya negado a utilizar la tecnología para ayudar a los árbitros, con lo cual se evitarían las polémicas debido a decisiones que los televidentes ven corroboradas o desmentidas de inmediato con las repeticiones en cámara ultra lenta. Ayer se produjeron dos terribles errores arbitrales, que la repetición de video, especialmente en las pantallas gigantes, comprobó sin duda alguna. En el primer juego de ayer, un disparo del inglés Frank Lampard que penetró al menos un metro dentro del arco, no fue validado y se frustró así el empate 2-2 que pudo haberle dado otra dirección al encuentra entre Alemania e Inglaterra. Cuando estaba empatado el segundo juego de ayer entre Argentina y México, se validó un gol anotado por Tévez en posición adelantada, que provocó indignación de los mexicanos y un cambio brusco en su ritmo de juego, que abrió el camino al ataque de los suramericanos. Por supuesto, tanto Alemania como Argentina ganaron porque su equipo jugó mejor que sus rivales, pero muchos aseguran que esos errores garrafales pueden hacer variar un partido. El gol de Lampard, que vio todo el estadio y los televidentes del mundo, no fue aceptado por el arbitro uruguayo Larrionda, que se siguió por el concepto de su asistente, de que no había cruzado la línea. El Mundial de Fútbol está lleno de errores garrafales que le quitaron o dieron el título a un equipo, y aunque eran inevitables antes de que la tecnología de la televisión avanzara tanto, ahora no tienen justificación. A los ingleses ya les habían dado un gol inexistente, en el juego que le ganaron 4-2 a los alemanes en el Mundial de 1966, en Londres. ¿Y quién no se acuerda del gol que Maradona anotó con la mano en los cuartos de final de México 1986 y que eliminó a los mismos ingleses? Los fallos arbitrales pronosticaban grandes polémicas desde el gol con la mano de Thierry Henry que metió a Francia en el Mundial, pero los dos errores garrafales de ayer deberían hacer reflexionar a la FIFA sobre la necesidad de usar la tecnología para ayudar en decisiones arbitrales dudosas.

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