Editorial


Estadios, solo para deportes

Una de las debilidades grandes de los países en desarrollo es su infraestructura. Nunca alcanzan los presupuestos para la que se necesita y lamentablemente, mucha de la que se logra hacer queda mal hecha, y la bien construida suele destruirse por falta de mantenimiento.La infraestructura vial del país es un ejemplo que conocemos bien. No es sino ver el estado terrible de las vías de Cartagena, destruidas por dos inviernos seguidos y por la falta de mantenimiento.
La infraestructura vial no es la única, también la hay educativa. Esta Administración le gastó millones a escuelas nuevas, a reconstruir otras y además, a equiparlas. El mundo reconoce que la educación es el mejor rubro en el cual invertir los dineros públicos, y sin duda la educación ha sido uno de los logros importantes de Judith Pinedo.
Y por aquello de que para poder tener una mente sana se requiere un cuerpo sano, la infraestructura deportiva pública también es de importancia máxima. A esta Administración le fue regular con las instalaciones de los Juegos Centroamericanos y del Caribe que recibió, cuya pista de atletismo fue construida con grandes fallas que nadie esperaba y que tuvieron que ser subsanadas. No le fue tan bien a las piscinas olímpicas, que parecían unas saperas de agua verde porque se dañaron unas bombas.
Hay que abonarle a esta Administración que le deja a Cartagena dos estadios renovados, el de béisbol y el de fútbol. El primero fue transformado para los Centroamericanos y del Caribe y el Panamericano de Béisbol Juvenil el segundo para el Mundial Sub 20 de fútbol.
Estos estadios tienen que ser mantenidos impecables por la administración de Campo Elías, quien los recibe así luego de inversiones millonarias. Arreglarlos ha sido un esfuerzo enorme en todo sentido y ahora la dificultad será tener un presupuesto suficiente para que se conserven así. 
No puede caer la administración entrante en el error de ceder los estadios para usos distintos al deporte porque serán destruidos nuevamente. No se puede aceptar el pretexto de que hay que alquilarlos para espectáculos con el fin de generar ingresos para mantenerlos, ya que este es un sofisma de distracción.
Los estadios tienen que cumplir una función social que implica estar listos no solo para los partidos profesionales, sino para los de la comunidad. No podemos volver a caer en los relajos de otras administraciones en las que destrozaron los escenarios deportivos, de por sí precarios.
Valdría la pena arreglar la plaza de toros para espectáculos, dada la improbabilidad de que en Cartagena volvamos a ver corridas  porque no hay afición, y porque cada día habrá menos por razones humanitarias.
Al aproximarse el fin de año comenzarán las presiones de toda índole. Atacarán por todos los flancos para que el nuevo alcalde autorice eventos en los estadios recién arreglados. Acceder sería un error y una mala señal. Él mismo criticaba con virulencia el uso de las instalaciones para fines no deportivos cuando tenía el micrófono en la mano, y no hay razón para que cambie al empuñar el bastón de mando.

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