Esta tarde se realiza el evento popular más importante de las Fiestas de Independencia de Cartagena, precisamente el día en que se recuerda la gesta de una comunidad que se sacudió del yugo colonial hace 198 años, abriéndole paso a otras ciudades y regiones de la época para emular la acción cartagenera, aunque no todo el mundo en lo que hoy es Colombia le reconoce ese mérito precursor a nuestra ciudad, ni todos los libros de historia dicen con exactitud lo que sucedió ese día. Hoy saldrá el Bando de Independencia, un desfile de comparsas, grupos folclóricos, disfraces y carrozas con las candidatas al reinado popular, que representa un trabajo arduo de recuperación cultural, en el que han participado todos los sectores sociales. También recordamos la labor del desaparecido Jorge García Usta, impulsor de buena parte de la recuperación de las verdaderas fiestas cartageneras. El año pasado, este desfile fue un derroche de color y música, de creatividad y alegría, donde los participantes mostraron un sentido de pertenencia enorme y los espectadores tuvieron el privilegio de observar un legado cultural de gran riqueza y fantasía. En tal entorno, no tuvo cabida el vandalismo, pues la propia gente se encargó de impedir los desafueros de esas minorías agresivas y desadaptadas, haciendo respetar su fiesta. Ese antecedente nos hace optimistas para esperar hoy un Bando de Independencia que también se caracterice por el júbilo, la música, la fiesta y los disfraces, y en el que no tengan cabida las agresiones ni prospere la intención de manchar un festejo planificado y protagonizado por la comunidad. Por supuesto, la voluntad de los cartageneros de proteger su tradición cultural debe contar con el respaldo de la fuerza pública, que tendrá la tarea de frenar cualquier brote de vandalismo, decomisar los buscapiés y las bolsas de agua, y detener sin miramientos a quienes lancen al aire objetos peligrosos, como botellas y piedras. Estamos seguros de que el desfile de esta tarde se realizará en el mismo ambiente de alegría sana que tuvo el año pasado, lo que permitirá a muchos grupos formados en diferentes barrios de la ciudad, mostrar orgullosamente el resultado de todo un año de esfuerzo para preparar coreografías y vestuarios. Esta tarde, la fiesta debe servir para recordar que hace 198 años hubo patriotas nacidos de la entraña del pueblo que se arriesgaron a enfrentarse a una potencia imperial que nos subyugaba y exigirle que los dejara manejar y encaminar su propio destino. Las fiestas novembrinas son un regocijo que debe glorificar el significado de la palabra libertad, que también incluye el respeto por las ideas ajenas y la tolerancia que garantiza una convivencia civilizada y progresista. Dejar que los vándalos logren crear el caos es someternos a otro tirano, 198 años después de habernos librado de uno que nos colonizó y explotó por más de dos siglos. Disfrutemos de la fiesta que hoy comienza de manera oficial, sin olvidar qué estamos celebrando y cuál es el legado de aquellos que hace 198 años nos dieron la Independencia.
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