Editorial


Guerrilla, juego perpetuo

Las Farc y el Eln anunciaron que están dispuestas a hablar de paz con el gobierno colombiano, luego de que Hugo Chávez volviera a decir que es imposible tomarse el poder por las armas en Colombia, y que exhortaba a estos grupos a dialogar, como decidió dialogar él luego de que Juan Manuel Santos lo invitara a hacerlo sin intermediarios, cosa de debe ocurrir hoy en Santa Marta. El Eln dijo en su página electrónica que “Desde ya nos disponemos a intercambiar con el gobierno venezolano y otros gobiernos del Continente para explorar los caminos que hagan posible la paz en Colombia y en nuestra América. “El Eln está interesado en trabajar por construir una salida política al conflicto interno de Colombia, en los marcos de una propuesta de paz para el Continente, vinculante a los esfuerzos de los países que integran Unasur y de otras iniciativas de acompañamiento que surjan desde la comunidad”. Es decir, el Eln cree que podrá poner a los países del “eje Chávez” a meter las manos en Colombia y, como si fuera poco, habla de una propuesta de paz para el Continente, lo que traducido de su jerga intrincada no es menos que la implantación del proyecto bolivariano para la América Latina. ¿O es que creen en alguna solución distinta? Mientras tanto, alias Alfonso Cano, líder supremo de las Farc, también propuso hablar para mejorar “la terrible situación” del país, y dijo desde julio en la página electrónica de las Farc que siguen “empeñados en buscar salidas políticas a la situación, aspiramos a que el gobierno que entra reflexione y no engañe más al país diciendo que es el fin, eso no es cierto”. Añadió que hay que superar la situación a través del “diálogo, de las conversaciones, de las propuestas políticas, de la diplomacia”. En su alocución con motivo de la elección de Santos también dijo que había que construir una nueva Colombia, “un sistema de convivencia democrática, una solución distinta a matarnos entre colombianos”. Las propuestas de Cano suenan bien y serían muy buenas si para él y las Farc las palabras que utiliza significaran lo mismo que para los demás colombianos que las leen o escuchan, pero aún sigue claro el recuerdo del Caguán, donde el “diálogo” consistía en que esa guerrilla ponía condiciones y trataba de eternizar las conversaciones mientras se fortalecía militarmente. También han reiterado que nunca dejarán las armas, entre otras cosas porque aspiran a reemplazar al Estado y así el Ejército pasaría a ser suyo. Aunque no se puede decir que la guerrilla se acabó, sí se puede decir que sigue activa en buena parte por el oxigeno que recibe de Venezuela, por lo que la reunión de hoy entre Santos y Chávez debería arrojar compromisos concretos de ese país, cosa difícil de creer que ocurra. En Colombia ya no hay quien caiga en las trampas retóricas y estratégicas de la guerrilla, y mucho menos Santos, que ya les advirtió que dialogaría cuando suelten a los secuestrados, abandonen las armas y el narcotráfico, y dejen de cometer crímenes. Ojalá esa posición se mantenga.

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