Editorial


Hace 200 años, Cartagena dio ejemplo

Un año y medio antes de que la Provincia de Cartagena de Indias declarara la Independencia Absoluta de España, el Cabildo ya había dado un primer paso en ese propósito, cuando el 22 de mayo de 1810 cambió la forma de gobierno y reemplazó la dictadura única del gobernador, por un triunvirato que garantizara un mandato justo.
Muy pronto, muchas otras ciudades de lo que entonces era la Gran Colombia siguieron el ejemplo de Cartagena y crearon sus propias juntas de gobierno, como Cali, Pamplona, Socorro y Santafé, que poco a poco fueron cambiando sus propósitos originales de administrar en conjunto con la corona española por unos que buscaban la autonomía y la instauración de un gobierno soberano que funcionara como república, como lo habían hecho Francia y Estados Unidos.
Sin embargo, durante los 18 meses que transcurrieron entre el cambio de gobierno decretado por el Cabildo, y la decisión de sus miembros de firmar el Acta de Independencia, un conflicto interno entre los moderados partidarios de José María García de Toledo y los radicales de los hermanos Gutiérrez de Piñeres, había retrasado considerablemente el desarrollo lógico de un movimiento emancipador, que en las demás provincias de la Gran Colombia avanzaba rumbo a la libertad.
El 11 de noviembre de 1811, la decisión de un pueblo, impulsada por los afanes libertarios de pensadores políticos bastante adelantados a su época, logró que en Cartagena de Indias se lanzara el grito atronador que la proclamaba una provincia libre, soberana e independiente, y absuelta de toda sumisión, vasallaje y obediencia a la corona y el gobierno de España.
Cartagena superaba así todos los pasos que las restantes provincias de Colombia habían dado y se colocaba como ejemplo inspirador de la causa libertaria.
Ese día se gestó lo que sería poco después el Estado Libre y Soberano de Cartagena de Indias, un sueño republicano y democrático que redactó su propia constitución con los parámetros de la democracia moderna, como la división de poderes y el reconocimiento de los derechos de los ciudadanos.
Pocos años después, Cartagena debió sufrir, por este gesto pionero de la libertad y por su posición estratégica, la represión más fuerte del ejército español, que bajo el mando de Pablo Morillo, vino a reconquistar para la corona española estos territorios.
Debilitada por las mismas confrontaciones internas que vivió antes de la Independencia, Cartagena sufrió el atroz castigo del hambre, en un asedio infame de Morillo, que la rindió por falta de fuerzas el 5 de diciembre de 1815.
Pero la libertad había germinado, y paso a paso, los patriotas fueron liberando los territorios de la Nueva Granada y Venezuela, hasta cuando le correspondió a Cartagena sacudirse del yugo español, en una batalla memorable el 24 de junio de 1821, donde un héroe caribeño que se había formado aquí, el almirante José Prudencio Padilla, le dio un golpe demoledor a las tropas españolas y propició la independencia definitiva.
Por eso hoy debemos regocijarnos recordando que hace 200 años, aguerridos líderes y resueltos hombres de la entraña popular de Cartagena, dieron el primer paso hacia la independencia de Colombia entera.

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