Editorial


Hay menos accidentes, pero falta autoridad

Con una malla vial en condiciones deplorables, con una desobediencia a las normas generalizada y con un parque automotor creciente, debe resaltarse que en Cartagena hayan disminuido en 18,75% las muertes en accidentes de tránsito el año pasado.En general, los indicadores principales de inseguridad vial disminuyeron el año 2010, por ejemplo, la accidentalidad en un 8,42% y los heridos en accidentes en un 5%.
Lo más destacable de estos porcentajes es que se redujeron también los accidentes en moto, en un protuberante 22%, y las muertes en estos vehículos bajaron el 27%.
Este resultado se debe principalmente a la labor intensa de control que realizan las autoridades de tránsito y que se incrementó a lo largo del año 2010, combinada con las campañas eficaces de inteligencia vial que se realizaron en todo el país, y con la labor pedagógica paciente que están realizando los Vales del Almirante Padilla, para convencer a conductores y peatones que acatar las reglas y respetar a los demás se traduce en una circulación de vehículos menos afanosa y en mayor seguridad para todos en calles y avenidas.
Resulta evidente, sin embargo, que ese mejoramiento no se ha presentado igualmente en la movilidad de Cartagena, porque los principales generadores de embotellamientos y caos vial (buses de servicio urbano, taxis colectivos y motos) siguen actuando para su conveniencia, aunque eso implique cometer toda clase de infracciones, para las que tienen una impunidad casi absoluta por la falta de suficientes policías de Tránsito.
Las molestias derivadas del buen comportamiento en las vías no se remedian sólo con retenes de control y vigilancia. Se requiere una acción integral que incluye campañas educativas como la de los Vales o la de inteligencia vial, intensificadas al máximo y continuadas por períodos extensos, pero sobre todo, se requiere la decisión de poner en cintura a los conductores de buses y busetas, que siempre han dado muestras de la mayor irresponsabilidad al manejar y han gozado además –repetimos- de una impunidad enorme.
Tiene razón la directora del DATT, Eliana Serge Bolaños, cuando dice que los retenes de control, los operativos de alcoholemia y los controles de velocidad han permitido reducir las muertes en accidentes de tránsito, sobre todo porque finalmente están empezando a realizarse en los sitios donde hay más problemas, siguiendo criterios técnicos, como la elaboración de mapas de accidentalidad y la identificación de puntos críticos y de riesgo.
Todavía es preciso determinar si la forma es que se aplica el pico y placa para los vehículos particulares disminuye los embotellamientos, porque no hay duda de que sí ha sido útil en cuanto a los taxis y motos.
También es necesario que el DATT mejore este año la respuesta a problemas imprevistos en las vías, para solucionar rápidamente la movilidad en sitios donde ocurren accidentes, se varan carros o se presenta alguna emergencia que obstaculiza el paso.
Y sobre todo, que se decida de una vez por todas a no seguir tratando con mano blanda a los conductores de buses, principales causantes de los problemas de movilidad, y que se acabe la impunidad para ellos también.

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