Como mencionamos en un editorial reciente, citando al teniente Carlos Martínez, director del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo, 60% de los corales del archipiélago del Rosario están muertos. Este desastre se debe a cuatro factores principales: la sedimentación del Canal del Dique, la reducción de la salinidad del mar con el agua del Canal, el calentamiento global y el abuso de los humanos.
En los lugares menos impactados por el Dique, bien sea por distancia o porque las corrientes no les llevan sedimentos ni agua dulce, o le llevan menos, los corales y vida asociada están en buen estado a pesar de la mayor temperatura del mar, que produce el ‘blanqueamiento’ de los corales del mundo.
Un buen ejemplo de esta salud en medio de la debacle de las Islas del Rosario son los corales de Isla Tesoro, designada como ínsula presidencial desde hace algunas décadas y por lo mismo, prohibida al turismo y a los buzos. El mensaje de la naturaleza es entonces claro: ¡menos sedimentos, menos agua dulce del Dique y menos gente!
El ministro de Ambiente, Frank Pearl, anunció hace dos días que avanzaba bien el proceso para definir las obras necesarias para evitar la sedimentación del Dique en la bahía de Cartagena y en los parques naturales aledaños. Una vez estén listos los pliegos de condiciones, habrá un concurso de compañías idóneas para proponer las obras.
Ojalá Pearl tenga razón, porque la experiencia reciente no es buena: se pasaron en blanco los 8 años del presidente Uribe –especialmente de su ministro Gallego- y ya van casi dos años de Juan Manuel Santos y aún andamos en “estudios” del Canal del Dique, y muy poca gente parece tener prisa para que se inicien y concluyan las obras.
Pearl dijo que “se trata de obras de ingeniería bastante sofisticadas para encausar el Canal, resolver la sedimentación y la mezcla de agua dulce con agua salada, que es lo que más daño hace a los nutrientes que alimentan los corales”, además de sedimentar la bahía de Cartagena y amenazar su navegabilidad a pasos agigantados. El Ministro también aseguró que la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) se está descongestionando y estará al día a finales de julio.
Según Pearl, el país quiere desarrollo, pero no con deterioro ambiental. Aseguró que los empresarios “tienen que entender que la inversión es bienvenida y que la infraestructura se necesita, pero no a cualquier costo.” Es otro buen anuncio, pues debe garantizarse que la navegabilidad del Dique no se mantenga a expensas de las demás urgencias, en particular, la sedimentación de la bahía de Cartagena y la muerte de sus arrecifes.
Queremos creer en todos los anuncios del Gobierno y en la eficiencia y buena fe de todos los jugadores institucionales que intervienen en la solución de los problemas del Dique, pero el pasado reciente no reconforta.
Ojalá no suframos otra desilusión y otro revés para Cartagena, tan lejana a los afectos de la Casa de Nariño.
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