Editorial


La abstención marca el rumbo de los opositores

Aunque los partidarios del referendo consideren que la gran abstención en las consultas internas del domingo pasado es un espaldarazo de los colombianos a la reelección del presidente Uribe, lo cierto es que esta apatía parece mostrar más bien la incapacidad de los partidos para convocar a la ciudadanía en un proyecto colectivo de país. Empecemos por aclarar que la oposición no puede percibirse como representada exclusivamente por el Partido Liberal y el Polo Democrático, ya que se dejan de lado grupos importantes como Cambio Radical, ciertos sectores del Partido Conservador y algunos movimientos independientes como los que lideran Antanas Mockus, Sergio Fajardo y Lucho Garzón, que suman una apreciable cantidad de adeptos y que ya han manifestado su rechazo a la reelección. De manera que esa votación de casi 1,5 millones de personas que sumaron los liberales y el Polo representarían sólo una parte de la fuerza opositora. En segundo lugar, más que asumirlas como una contienda entre uribistas y opositores, los ciudadanos asumieron las consultas del domingo como lo que a fin de cuentas son: una especie de elecciones primarias para escoger a los “finalistas” de la gran competencia presidencial de mayo de 2010. La prueba de ello es que los votos anulados fueron muy pocos, lo que prueba que los electores sabían plenamente lo que estaban decidiendo. Hubo una gran abstención, es cierto, incluso calculando que sólo deberían votar los militantes o simpatizantes de los partidos que realizaron consultas, tomando como referencia los resultados de los pasados comicios para Congreso y Presidente. Pero esa abstención puede ser atribuida a muchas causas y debe entenderse más como una apatía, un desencanto con las propuestas o la ausencia de propuestas de los partidos, que han perdido espacio porque se han alejado de las preocupaciones de la gente, lo que va cimentando a la larga una desconfianza absoluta en el ejercicio de la política y resulta muy peligroso para la democracia. La reacción coincidente de los liberales y el Polo incluyó la referencia a una eventual coalición opositora, que sería sana si estuviera basada en puntos programáticos sobre la economía, la seguridad, el desarrollo social y las relaciones internacionales, y no en una estrategia para combatir la nueva reelección presidencial, como también lo sugirieron Petro y Pardo, al considerar la posibilidad de un gran frente de la oposición. Lo único claro es que tanto Gustavo Petro como Rafael Pardo están convencidos que no pueden luchar solos contra la eventual candidatura de Uribe a la segunda reelección, y el hecho de que estén pensando en coaliciones demuestra que ya consideran casi seguro que el referendo será avalado por la Corte Constitucional y el Presidente se lanzará al ruedo. Lo difícil será lograr que los principales dirigentes opositores, entre ellos Germán Vargas Lleras, después de aceptar la creación de ese gran frente, se pongan de acuerdo en torno a los mecanismos para seleccionar un candidato presidencial.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS