Editorial


La Bocana, problema anunciado

Para asegurarse de que el agua limpia de mar llegue hasta el fondo de la ciénaga, donde descarga el 65% de las aguas servidas de la ciudad, hay un “tablestacado”, o cortina, que va desde la superficie hasta el fondo, de 3,5 kilómetros de largo, que llega casi a la cabecera de la pista del aeropuerto. Además, impide que se mezclen el agua limpia entrante con la del resto de la ciénaga hasta tanto la limpia no haya dado la vuelta por el extremo de la pantalla hacia el resto de la ciénaga.
El 23 de mayo de 2008, cuando tenía 8 años funcionando, El Universal recorrió La Bocana. Era notoria una barra de arena dentro de la ciénaga, atribuida al “efecto espolón” de un par de planchones –uno más grande que otro- abandonados por un contratista de la Perimetral en la orilla interna, cerca de las compuertas de entrada.
El agua que ingresaba cada 24 horas se estrellaba con estos obstáculos, depositando su sedimento cerca de allí. En esa fecha, había alcatraces y garzas caminando en lo que debería ser el centro del canal de entrada de las aguas limpias del mar Caribe.
El nacimiento de una barra de arena dentro de un sistema que debería estar libre de sedimentos no podía querer decir cosa distinta a que la arena –ya en 2008- estaba entrando libremente por la dársena aledaña a la playa, cuya función es dejar entrar y salir el agua, pero también, servir de trampa de sedimento para los aportes de la deriva litoral. Para eso, hay que dragarla periódicamente.
La Bocana es una obra bien diseñada, pero como dijimos cuando la construían y cuando la entregaron en 2000, su operación no sería “gratis” solo porque las compuertas las abriría y cerrarían las mareas en cada ciclo diario de entrada y salida, sino que su dársena requeriría un dragado permanente para removerle la arena. Y no solo eso, sino que también podría necesitar de nuevo –y tuvo- una trampa de sedimentos externa, que le sirve de seguro a la que está dentro del espolón.
La negligencia al no dragar estas estructuras podría querer decir que el canal de acceso entre la dársena y las compuertas también tiene más arena de la que debería, y por lo consiguiente, no es solo la pantalla el elemento que necesita reparación, sino muy probablemente, todo el sistema.
La Bocana estaba concebida para funcionar pocos años. Debería ser redundante con el Emisario Submarino, pero lo que demuestra el fracaso de éste es que La Bocana, aun cuando funcione aquel, tiene que conservarse siempre operativa para cualquier contingencia, y para garantizar la salubridad de la ciénaga de La Virgen para deportes náuticos como el esquí, el canotaje y para la pesca artesanal y deportiva.

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