Editorial


La Calle del Arsenal

Volvemos sobre la Calle del Arsenal, una arteria crucial para Cartagena, sujeta a una suma de intereses particulares, muchos legítimos. Aun así menoscaban el interés público, incluyendo uno tan neurálgico como la movilidad, que afecta a toda la ciudadanía.
En el Arsenal conspiran contra la movilidad varios intereses distintos sobre el mismo espacio: los dueños de los almacenes y negocios diurnos, quienes consideran nocivo para su negocio cualquier intento de limitar no solo el parqueo, sino el abusivo en doble hilera, que estrangula esta arteria; el Concejo de Cartagena, que tiene actividad constante frente a sus puertas y personas que esperan a otras en parqueo doble; y los vecinos de Getsemaní, algunos de los cuales aparcan sus vehículos en la Calle del Arsenal y la consideran su estacionamiento particular.
Por la noche la situación es peor: los intereses de los negocios nocturnos priman, siguen vigentes los de algunos residentes de Getsemaní para aparcarse, mientras que de día y de noche funcionan los cuidadores de carros, quienes también se sienten dueños de la calle -quitan bolardos de las entradas al parqueo del Centro de Convenciones para acomodar más carros- y de las aceras, que usan como oficina. De noche es generalizado el doble parqueo y el único carril libre es usado para subir y bajar pasajeros, y como pista de observación de los bares por los curiosos, que van a paso de tortuga.
El Centro de Convenciones es el propietario mayor sobre la calle del Arsenal. La abarca toda sobre el lado de la bahía de Las Ánimas y es una de las víctimas del desorden de las aceras y bolardos quitados, pues su “frontera” parece un muladar. Las aceras son el depósito de las basuras del vecindario, dándole un aspecto horroroso.
Luego están los usuarios de la Calle del Arsenal, que incluye a quienes salen por el Corredor de Carga, bien porque se van de la ciudad o porque trabajan en El Bosque o Mamonal; y los vecinos de Manga, que también padecen este despelote increíble.
Y por supuesto, el Distrito es el mayor interesado en todas las vías y más en una tan emblemática para la ciudad porque la transitan diariamente los ciudadanos y los visitantes al Centro de Convenciones, nacionales y extranjeros. El Distrito, el usuario con mayor legitimidad debería defender el interés común, pero termina siendo el más irresponsable e indiferente.
La calle, como ya hemos dicho antes aquí, da vergüenza y debería ser parte de lo que la nueva administración atacara de inmediato al posesionarse, ya que no da espera ni permite complacencia de ninguna clase. Y su abandono ha sido directamente proporcional a su importancia. El propio Concejo debería poner buen ejemplo y además, exigir el arreglo inmediato de la calle.
Los problemas de la Calle del Arsenal no se arreglarán solos y el Alcalde tiene que liderar su saneamiento, no solo tapando los cráteres de la calle, sino poniendo orden y exigiendo aseo en el entorno.

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