Editorial


La izquierda que sí respeta la democracia

Las elecciones de ayer en Brasil, para escoger presidente, gobernadores de los 26 estados y el Distrito Federal, 54 de los 81 senadores y los 513 miembros de la Cámara de Diputados, fueron una demostración contundente de lo que es una verdadera democracia, que va de la mano de la confrontación política madura entre las distintas tendencias ideológicas. Las encuestas y los primeros resultados revelados le dan el triunfo a la candidata del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, quien representa la continuidad de las políticas sociales y el manejo económico del presidente Lula. Con una larga historia de militancia de izquierda, esta economista de 62 años hizo parte de un movimiento guerrillero que combatió a la dictadura militar desde 1964, por lo cual estuvo presa y fue torturada. Cuando se restableció la democracia en Brasil, Lula y Dilma Rousseff intensificaron su trabajo político izquierdista de manera abierta y superando muchos prejuicios de quienes confundían izquierda con dictadura comunista y descalificaban a partidos como el PT. Lula llegó al poder a comienzos del año 2003 y estos casi ocho años ha demostrado que la izquierda democrática puede gobernar sin derrumbar los principios democráticos ni erigirse en dictadura. Aunque el presidente venezolano Hugo Chávez lo considere un aliado de su proyecto socialista bolivariano, lo cierto es que el Gobierno de Lula y de su eventual sucesora está más cerca de democracias como Chile y Colombia, que de países como Cuba y Venezuela. Brasil, manteniendo todos los principios del capitalismo, camina en una senda hacia la prosperidad, con un crecimiento económico del 8,8% en el segundo trimestre de 2010 y una inflación del 4,49% en el último año. Cuba, en cambio, aceptando a regañadientes que el sistema comunista tiene más defectos que virtudes, se ha visto obligado a eliminar unos 500.000 empleos estatales en seis meses, la mayoría de los cuales pasará al sector privado y cooperativo, mientras se permite poco a poco el aumento en el número de propietarios rurales. Y aunque Venezuela es el benefactor clave de la economía cubana, con el envío de unos 100.000 barriles de petróleo al día en condiciones preferenciales, los indicadores del país vecino empiezan a mostrar una economía deprimida, producto de la reducción del crecimiento, por la nacionalización de empresas y los obstáculos al sector privado. La ortodoxia comunista de Cuba, semillero de los movimientos guerrilleros latinoamericanos en el pasado, intenta desesperadamente, en boca de Fidel, seguir siendo faro de la revolución, y por eso legitima las acciones criminales del abatido “Mono Jojoy”, cuya muerte fue calificada por el otoñal dictador cubano como “un bochornoso asesinato”. La izquierda terca, anacrónica y desfasada, que pretende mantener la vigencia de un sistema comunista que fracasó rotundamente por eliminar la democracia y la libertad, se ha convertido ahora en un peligroso sustento para el terrorismo. Esa izquierda nada tiene que ver con la concepción política de Lula y el PT, que siempre ha creído en la democracia abierta, el pluralismo ideológico y el libre mercado.

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