Editorial


La manipulación infame de la salud

En noviembre próximo será inaugurado lo que la alcaldesa Judith Pinedo ha llamado “un modelo” de centro de salud en el barrio Nuevo Bosque, con urgencia de primer nivel, sala de reanimación independiente a la de procedimientos, 14 camas de observación para hombres, mujeres y niños, laboratorio clínico y sala de imágenes diagnosticas, que permitirán una atención óptima y la resolución de la mayoría de los casos que no requieran procedimientos complejos. No tiene justificación que centros de salud como este no existan ya en Cartagena, donde la población aumenta a mayor velocidad que el crecimiento de la cobertura en salud, incluso en el régimen contributivo. Esta carencia se debe a que los recursos enormes destinados a este sector se han despilfarrado y una gran parte ha sido devorada por la corrupción. Cuando la salud era un servicio que prestaba el Estado directamente, su estructura administrativa se convirtió en departamentos como Bolívar en un fortín clientelista, que decidía el nombramiento de médicos, enfermeras, secretarias y hasta celadores. Se pensó que las reformas múltiples y la intervención de empresas privadas iba a eliminar esta manera perversa de funcionar, pero parece que la empeoró. La queja constante de la comunidad es la desatención a los pacientes, una indiferencia que adquiere tintes inhumanos, en nombre de la eficiencia económica. En medio de ese panorama catastrófico, con innumerables EPS que anteponen las utilidades al servicio, una inversión desordenada y abierta al despojo, el olvido total de la prevención y las maniobras ilegales para escapar al control de las entidades oficiales, los disturbios por la negativa en un CAP a atender a un paciente y los paros del personal médico por retrasos en el pago de salarios son una consecuencia lógica de la pretensión que tienen algunos dirigentes políticos de seguir utilizando el sector de la salud como una herramienta clientelista. Ahora, más que nunca, es preciso que la Administración distrital mantenga permanentemente informada a la comunidad sobre la forma en que se están invirtiendo los recursos de la salud, de manera que los corruptos no puedan desinformar para crear confusión ni propiciar el caos administrativo. Con la salud no se juega y cualquier maniobra politiquera que se oponga al propósito de ordenar su funcionamiento para que se preste una atención óptima a todos los sectores de la población, es una acción infame que demuestra la calaña de quienes hacen uso de tales estrategias para seguir manteniendo la maraña de un poder equívoco e ilegítimo. Ayer, se oficializó el retorno de la administración de la ESE Cartagena de Indias al Gobierno distrital, y es a los funcionarios de salud del Distrito a quienes corresponde de aquí en adelante rendir cuentas ante la ciudadanía, de manera que no se confunda sobre recursos, pagos de salarios o cualquier otra decisión que tenga que ver con su funcionamiento normal. Reiteramos que los cartageneros no pueden permitir que la salud siga siendo objeto de manipulación politiquera y corrupta, ni los entes de control pueden hacerse los desentendidos.

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