Editorial


La marcha de hoy

Aunque los pesimistas y los escépticos estén convencidos de que la marcha de hoy contra el secuestro y contra las acciones violentas de las Farc no servirá para que esta guerrilla decida entrar en razón, será muy útil para ratificarles que están aisladas del grueso de la población nacional, que la gran mayoría de los colombianos, no sólo no simpatiza con sus métodos sino que los rechaza tajantemente y les exige la desmovilización.Por supuesto, tras la que será seguramente una manifestación nacional multitudinaria contra la guerra y a favor de la paz (y ojalá que los cartageneros salgan por miles), los comandantes del grupo guerrillero repetirán el estribillo de siempre: que fue una manipulación de la oligarquía y el Gobierno que manejan los medios de comunicación más poderosos, olvidándose de que la iniciativa de la marcha partió de la propia ciudadanía y se extendió principalmente a través de las redes sociales de internet, que se han convertido en una herramienta de la democracia informativa.
Desestimar el mensaje que los colombianos darán hoy esconde para las Farc la tragedia de no tener el poder de convocatoria para que el pueblo por el que dicen luchar los apoye.
La dinámica política mundial tiende a la instauración, cada vez en más países, de una democracia abierta como lo demuestran los levantamientos en Libia, Egipto y otras naciones de El Magreb y el Medio Oriente, y hay apoyo muy exiguo a las aventuras supuestamente revolucionarias que se basan en la lucha armada para realizar campañas de narcotráfico y terrorismo.
Pueda que el nuevo comandante del grupo guerrillero asuma este nuevo pronunciamiento nacional como una estrategia cuyo valor simbólico puede pasarse por alto, pero tendrá mucha validez para la población colombiana que a través de la marcha exige el cese del conflicto, y para la comunidad internacional que se da cuenta de la falsedad de una causa que sólo tiene propósitos criminales.
Nadie entiende que mientras mandan mensajes al mundo entero manifestando su voluntad de participar en un diálogo de paz, siguen masacrando civiles en emboscadas cobardes, y atacando traicioneramente a patrullas militares en localidades remotas donde la geografía abrupta protege sus acciones brutales.
Por eso la marcha será útil de mil maneras, una de ellas es que se convertirá en un golpe más contra las Farc, esta vez de carácter político, que se sumará a las derrotas militares contundentes que ha sufrido en los últimos años.
El gran error de este grupo guerrillero es pensar que pueden seguir actuando con el rechazo de todo un país, que será palpable hoy martes, no solo en las capitales de todos los departamentos, sino en municipios y corregimientos, y en muchas ciudades del exterior.
El 4 de febrero de 2008 se produjo un pronunciamiento masivo con el mismo propósito, y seguramente el de hoy tendrá más fuerza y mayor participación.
Hoy nadie debe quedarse en su casa, hoy todos debemos salir a las calles para reforzar el plebiscito espontáneo que pide a las Farc liberar a todos los secuestrados, cesar su violencia y desmovilizarse.

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