Editorial


La Mojana subacuática

El ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, fue uno de los participantes del foro promovido por el Centro de Altos Estudios Juan Gossaín y la Universidad Tecnológica de Bolívar, exponiendo la temática de su cartera el sábado a primera hora. Restrepo dijo que Colombia tiene 114 millones de hectáreas de tierra, y un poco menos de la mitad están en “reservas forestales”, que incluyen parques nacionales, resguardos indígenas y tierras de afrocolombianos, pero muchos de estos lugares tienen que ser realinderados, porque la ley que los definió data de 1959, y sus límites no siempre corresponden a la realidad. De las más o menos 6o millones de hectáreas restantes, apenas 5% están en agricultura y 38 % en ganadería, casi toda extensiva, indicando un uso de la tierra ineficiente, sobre todo porque una hectárea en agricultura agrega 12 veces más valor que una en ganadería extensiva y por supuesto, genera mucho más empleo. Por otra parte, el país pierde 300 mil hectáreas de bosque anuales por su tala incontrolada, y apenas tiene 300 mil hectáreas en reforestación. El Gobierno de Santos, dice Restrepo, propone reforestar un millón de hectáreas en su cuatrienio para comenzar a revertir esta tendencia nefasta. Aunque las lluvias de este año han sido geométricamente mayores a las de cualquier otro invierno en muchos años, hay áreas que se inundan cada doce meses y la “emergencia” es entonces repetitiva y costosa porque siempre se trata como tal, sin hacer intervenciones estructurales e integrales. Es el caso de La Mojana, con 560 mil hectáreas, de las cuales unas 200 mil son humedales y deben permanecer así, mientras que entre 300 y 350 mil son aptas para cultivos. Estas tierras tienen fama de fértiles, por lo que el Gobierno decidió incluirlas en el Plan de Desarrollo nacional, para comenzar a solucionar sus problemas de manera permanente. Esto será costoso y demorado, pero la tierra tiene con qué retribuirle al país lo que se le invierta, que dicho sea de paso, provendría de las regalías. Restrepo hizo hincapié en que La Mojana siempre se inundaría porque el Río Cauca está en una cota mucho más alta que este emporio fértil y las crecientes siempre derramarán hacia ella. ¿Qué hacer? Las de la Mojana, como las del Valle del Sinú, eran tierras labradas por los indígenas Zenú, quienes desarrollaron las famosas “terrazas hidráulicas”, lometas de tierra rodeadas por canales que evacuaban las aguas que sobraban, sin inundar jamás las tierras labrantías. Restrepo habló de emularlas, pero empleando toda la tecnología moderna. Carlos Martínez Simahan, gran conocedor del área, ha sido nombrado por el Gobierno como gerente de la coordinación publico privada para recuperar La Mojana, cosa que hubiera alegrado mucho al recién desaparecido Apolinar Díaz Callejas, quien vivió obsesionado por esta tierra rica pero sufrida. Ojalá que esta vez La Mojana sí deje de ser subacuática, para bien del Caribe y del país. Si entrara en producción plena, garantizaría la seguridad alimentaria de buena parte de Colombia y quedaría comida para exportar.

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