Editorial


La movilidad en jaque

La mala movilidad ocasiona quejas recurrentes de la ciudadanía de Cartagena, tanto de la que usa el transporte público como la que se mueve en vehículos privados.
Los motivos son conocidos por todos: buses en mal estado, llenos de ruidos inducidos y usualmente regentados por conductores abusivos, vías insuficientes y en mal estado sumadas a los desmanes de los conductores.
Hay vehículos aparcados en las arterias principales; hordas de mototaxistas que atrancan las vías con sus contravenciones y conducción errática, alterando los nervios de los demás conductores; taxis y camperos que fungen ilegalmente de colectivos; ciclistas que creen que las normas de tránsito no fueron hechas para ellos; conductores de vehículos públicos y privados que no se ciñen a esas normas; y peatones que tampoco obedecen ninguna señal.
A lo anterior se le suma un Datt que en esta Administración muestra un dinamismo mayor que en cualquier otra que recordemos en los últimos años, pero al que le falta capacidad operativa para afrontar todos los vicios arraigados que atrancan la movilidad. Si en algunas partes de la ciudad los contraventores osan desobedecer y atacar a la Policía Nacional, no sorprende entonces que los agentes del Datt, pocos y desarmados, sean desacatados por cualquier pelagatos.
Es cierto que se requiere una política de educación y de autoridad, o de zanahoria y garrote, como se la quiera llamar, pero también lo es que –dada la indisciplina generalizada en la ciudad-, el Datt está bastante corto de personal y es difícil que los contraventores acaten a los pocos agentes que hay. Urge hacer el convenio con la Policía Nacional, tal como lo tienen en la mayoría de las ciudades del país, ojalá con más de cien agentes.
El caos en la movilidad de Cartagena no depende solo de los factores anteriores, sino de que haya una justicia más rápida y más eficaz. Es inaudito que el conductor de una buseta que acumuló casi 60 millones de pesos en multas, fuera pillado con una licencia de conducción obtenida irregularmente, y atacara físicamente al agente del Datt que lo descubrió y detuvo, hubiera sido dejado libre por la Fiscalía, permitiéndole al energúmeno regresar después al lugar para atacar de nuevo al agente. No hay que presumir de abogado para concluir que lo anterior indigna y desafía el sentido común.
También requieren un examen las escuelas de conducción, la mayoría de cuyos egresados –a juzgar por el caos cada vez peor en las vías-, no parecen haber aprendido nada distinto de hacer andar el auto hacia adelante y hacia atrás.
Si en el centro de Cartagena ocurren contravenciones frecuentes y se atranca el tráfico, en el perímetro de la ciudad reina el caos, que sería aún más notorio si el Datt no estuviera haciendo operativos en muchos lugares y con distintos grupos de conductores.
La entrada de Transcaribe -¡algún día, porque nadie cree ya en fechas!- debería aliviar sustancialmente los trancones y mejorar la movilidad.
Por lo pronto, el Alcalde debería darle mejores herramientas al Datt.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS