Editorial


La necedad del juez de Sucumbíos

El juez de Sucumbíos, Ecuador, sigue insistiendo en procesar a Juan Manuel Santos y al general Freddy Padilla de León por el ataque al campamento de las Farc en territorio ecuatoriano, en el que murió “Raúl Reyes”. Las repercusiones de esa incursión militar se siguen sintiendo, no sólo por las actuaciones del juez de Sucumbíos, sino porque los computadores hallados allí han dado más información que las operaciones de inteligencia de muchos años. La que parecía ser la ñapa de la operación podría terminar siendo mucho más importante que la muerte de alias Raúl Reyes, el entonces número dos de las Farc. Gracias a esos computadores se comprobaron los nexos de muchas personas y organizaciones con las Farc, incluyendo sus actividades nacionales e internacionales. Seguramente que aún hay vetas gruesas de datos inexplotados por la inteligencia del Estado colombiano. Aunque el presidente de Ecuador diga que respeta y apoya las gestiones de su paisano, el juez, y aunque vocifere que la rama Judicial es independiente de la Ejecutiva, como debería serlo, se nota una coincidencia de intereses que no parece casual, no sólo con los de Correa, sino con los de sus aliados latinoamericanos más cercanos: Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Todos hacen lo que pueden, cada vez que pueden, para incomodar a Colombia, y para perjudicarla, como es el caso del bloqueo comercial de Chávez a nuestro país. El Espectador de ayer cuenta de un informe de inteligencia que muestra que las Farc tienen varios campamentos en Venezuela, utilizados para descansar y para atender a sus heridos y enfermos. Esto no ocurre a espaldas de Chávez, sino con la colaboración de su Gobierno. No sólo se refugian allá los comandantes de las Farc, como “Iván Márquez” y el “Mono Jojoy”, sino que los del Eln también tienen su santuario allá. La colaboración venezolana –según El Espectador- incluye suministro de provisiones, municiones y equipos militares. Las Farc entrenan con las recién formadas guerrillas bolivarianas de Venezuela, formadas para contrarrestar cualquier golpe militar futuro. También hay pistas para aviones de las Farc y de sus amigos involucrados en el narcotráfico. El informe de inteligencia es confirmado por algunas entidades de inteligencia del Estado colombiano. Así que el pedido ecuatoriano a Interpol de capturar a Juan Manuel Santos y al general Padilla de León, a pesar de ser candidato a la Presidencia de Colombia el uno y comandante de las Fuerzas Armadas el otro, y a pesar de no ser sujetos de la justicia ecuatoriana, no es una casualidad, sino que hace parte de la estrategia del grupo de países bolivarianos para aislar y desprestigiar al Gobierno de Colombia. Los jueces de Colombia también podrían argumentar que el jefe de las Fuerzas Armadas de Ecuador sabía que “Raúl Reyes” estaba en su territorio y lo toleraba, conociendo que lanzaba operaciones en contra de Colombia desde allí, y podría echar a andar procesos jurídicos en contra suya y de otros personajes de Ecuador con un razonamiento similar al usado por el juez ecuatoriano en contra de Santos y Padilla. Hacerlo, sin embargo, sería entrar en la misma necedad del juez de Sucumbíos, que desconoce el orden jurídico internacional, y validaría su petición absurda.

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