Editorial


La percepción de inseguridad

Ipsos-Napoleón Franco reveló un estudio de percepción ciudadana, hecho en cada una de las ciudades donde existe el programa “¿Cómo Vamos?”, que son ocho: Cartagena, Bogotá, Barranquilla, Cali, Bucaramanga, Valledupar, Medellín e Ibagué.
En Cartagena, los lunares en la percepción ciudadana fueron la inseguridad (72% de los encuestados se sienten inseguros) y la movilidad, que le causó insatisfacción a 87% de los encuestados, mientras que los demás renglones fueron aceptables, especialmente educación, cuya satisfacción se expresaba en 81% de los encuestados.
Las causas más citadas para sentirse inseguros en los barrios fueron los atracos a personas (68%), pandillas (47%), tráfico de drogas (23%), asaltos a casas y apartamentos (16%), atracos a tiendas (19%), homicidios (12%) y robos de carros y piezas de carros (8%). Preocupa que 79% de los encuestados dijera haber sido atracado, sufrido raponazos, o robos mayores.
Llama la atención que uno de los flagelos más comunes de la ciudad, la extorsión, no fuera mencionada expresamente. La muerte de muchos tenderos y pequeños comerciantes se le atribuye a no dejarse extorsionar por las distintas bandas criminales (Bacrim) que operan en la ciudad.
Y como hay la sensación de que este delito solo existe en esos barrios, vale la pena decir que la extorsión es tan común y tan descarada, que ya llegó a Bocagrande, el barrio mejor vigilado, por razones obvias. Una de sus víctimas tuvo el buen juicio de denunciar la extorsión, aunque quizá hay muchos más casos de “vacunados” que se mantienen en silencio por miedo.
Las autoridades no deberían limitarse a recomendar que las víctimas denuncien, sino diseñar mecanismos expeditos para poder hacerlo con seguridad, mediante los cuales la población venza la desconfianza que suele tenerle en muchos casos a los policías rasos, especialmente si ha visto a alguno en malas compañías o en actitudes inadecuadas, hechos que también deberían ser denunciados.
La policía por cuadrantes, el nuevo programa de la Policía Nacional, es un método que parece bueno, dado que los mismos agentes cuidarán sectores determinados y sus teléfonos serán entregados a los vecinos, quienes podrán tratarlos personalmente. Y por supuesto, estos mismos agentes le tendrán que responder a sus superiores por las anomalías que ocurran en las áreas bajo su responsabilidad. Para establecer confianza, no deberían ser trasladados con demasiada prontitud.
La otra gran percepción negativa en Cartagena, la movilidad, la denunciamos aquí a diario, como lo hacen también los lectores de El Universal. Una de sus causas son las obras de Transcaribe, llenas de atrasos y traumatismos enormes, casi todos descaros de los contratistas, a los que poco sancionan.
La ciudad tiene que trabajar duro para desterrar la inseguridad y mejorar la movilidad, especialmente en los barrios más necesitados, y garantizarles la calidad de vida a todos sus habitantes.
Sería imperdonable que cuando ya Cartagena y el país son atractivos para los inversionistas internacionales y nacionales, se derrumbaran los empleos generados por la inversión extranjera y por la afluencia creciente de turistas debido a la inseguridad.

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