El viernes pasado, se conoció un comunicado del Secretariado General de las Farc, manifestando que continuarán con la lucha armada, y condicionan un diálogo de paz a una serie de “cambios estructurales en lo político y social”. El comunicado está redactado en el estilo inflexible y panfletario de las Farc, y en él retan al presidente Santos a que vaya por ellos, “pero que venga en persona, sin utilizar carne de cañón que es pueblo uniformado”. Repite la tesis absurda de que la muerte del “Mono Jojoy” fue un “vil asesinato” y define al sanguinario jefe de las Farc como un hombre que “encarnaba los más profundos sentimientos altruistas en la lucha y resistencia de los pueblos contra el terrorismo de Estado”. Tal colección de frases cínicas y absurdas, escritas con el estilo rimbombante de las proclamas esquemáticas izquierdistas de los años 70, serían ejemplo de literatura de humor, si no fuera porque quienes las escriben son los mismos que han sembrado de muerte y destrucción al país durante décadas enteras. Ni el “Mono Jojoy” ni las Farc encarnan sentimientos altruistas de lucha revolucionaria, porque se convirtieron en una banda más de criminales, que olvidaron sus ideales proclamados de justicia social y beligerancia política. Basta mirar las noticias de los tres últimos días para comprobarlo. En la vereda Pueblo Viejo, del municipio de Cabrera en Cundinamarca, el Ejército y el DAS hallaron 2.700 minas de fabricación artesanal del Frente 51 de las Farc, un arma prohibida por el Derecho Internacional Humanitario. En Caloto (Cauca), el Ejército y el DAS hallaron una caleta del sexto frente de las Farc, con abundante material explosivo, y en Suárez, también en el Cauca, el Ejército halló una caleta de la columna móvil Miller Perdomo de las Farc, con material explosivo similar. En el municipio de Barbacoas, Nariño, en operaciones de control militar de área, tropas del Batallón de Ingenieros No. 23 “Brigadier General Agustín Angarita” hallaron una cocina artesanal para procesar coca perteneciente a la columna móvil Daniel Aldana, de las Farc, y en el lugar arrestaron a dos sujetos, los cuales fueron puestos a disposición de la Fiscalía de Tumaco. Tropas del Ejército neutralizaron y destruyeron un campo minado en el municipio de Roberto Payan (Nariño), sembrado por la columna móvil Daniel Aldana, a la cual también pertenecía un laboratorio para procesar coca en el cual se encontraron insumos líquidos, en ese mismo departamento. Por si fuera poco, en los computadores del “Mono Jojoy” hay evidencias de los nexos entre las Farc y algunos narcotraficantes, como Daniel Barrera, alias “Loco Barrera” y “los hermanos Comba”, como lo denunció el presidente Santos. Un grupo guerrillero que sigue sembrando minas, que mantiene personas secuestradas, que tiene sus propios laboratorios de droga y que acumula explosivos para atentar contra todo el mundo, difícilmente puede ser catalogado de forma distinta a la de terrorista. La mayoría de los colombianos así lo entiende, de manera que comunicados como el emitido por las Farc son recibidos como una burla a la paz.
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