Editorial


La suerte de la Zona Norte

La Zona Norte es el área de expansión más importante de Cartagena y su polo más vigoroso de desarrollo de viviendas de estrato alto y de turismo. También es visitada durante los fines de semana por bañistas cartageneros y de extramuros de todos los estratos, que acuden a varias de las playas del área.La Zona Norte tiene la ventaja de que en una era de amenazas climáticas, con sequías extremas e inundaciones avasalladoras –ambas nos constan ya en la Región Caribe colombiana-, puede planificar su desarrollo pensando en estas amenazas y otra muy real, la del nivel medio del mar que se incrementa inexorablemente.
A pesar del desarrollo privado de proyectos de construcción de edificios, urbanizaciones de lujo y hoteles, uno de ellos con cancha de golf, y ante el incremento de inversión extranjera en la ciudad, la Zona Norte está amenazada por el rezago notorio de su infraestructura básica: las vías, el alumbrado público y el servicio de acueducto, garantizado apenas para los proyectos en desarrollo y quizá para unos pocos más.
El sector público siempre suele andar rezagado, y más en países con la tramitología tortuosa del nuestro, de la que no escapa la ciudad.
El tramo sobre la Ciénaga de la Virgen de la tan cacareada doble calzada entre el peaje de Marahuaco y Cartagena no tiene planos definitivos, y la licencia ambiental para construirla es difícil de obtener.
Sin esa calzada doble, que además debería prever su expansión posterior, no habrá una Zona Norte exitosa ni una entrada para el turismo vehicular del interior. La ciudad dejará de generar miles de empleos para mano de obra no calificada, los más críticos para solventar la pobreza, y además, el Distrito se privará de los impuestos jugosos que le representan esas nuevas propiedades.
En los primeros días de la temporada vimos el infarto absoluto de la vía entre La Boquilla y la avenida Santander, situación que afortunadamente remediaron la Policía y el DATT al tomarse literalmente el área durante los días subsiguientes –tal como lo sugerimos aquí- para meter en cintura a las bestias al volante en que suelen convertirse los conductores locales y visitantes a la menor oportunidad.
A pesar de los controles estrictos, el tráfico no fluyó mejor por dos cuellos de botella que tienen que ser remediados de inmediato: la estrechez del puente frente a La Bocana, mezquino aun para una sola calzada en doble vía, y el desorden descomunal de la calle 70 de Crespo, en donde los terminales de transporte informales hacen lo que quieren, además de taxis colectivos, buses y autos privados, también incontrolables, todos a la vista de la Policía y de la ciudadanía.
Algunos habitantes de la Zona Norte se comienzan a quejar por la inseguridad ante la falta de alumbrado público en la carretera, que no está incluido en los compromisos del consorcio que construye y operará la nueva doble calzada. ¿Quién lo instalará y mantendrá?
Es indispensable definir de inmediato el cronograma de las obras para desembotellar y desarrollar esta área tan sensible, para afianzar así la suerte de la Zona Norte.

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