Editorial


Las paradojas de la democracia

Un grupo de 35 líderes comunales y cívicos de Cartagena programó ayer un ejercicio de rendición de cuentas en el Coliseo de Deportes de Combate, en el que los parlamentarios de Bolívar pudieran responder a la comunidad todas las preguntas sobre su trabajo legislativo y sus proyectos en favor de la ciudad y departamento. La importancia de esta jornada radica en que fue organizada por la ciudadanía, sin el soporte de instituciones políticas ya establecidas y con cierta trayectoria. Es decir, se trataba del más puro ejercicio popular de la democracia directa. A pesar de que tres de los cuatro senadores y tres de los siete representantes no asistieron a la rendición de cuentas, algunos argumentando que tenían compromisos adquiridos de antemano, el ejercicio puede considerarse exitoso, porque convocó el interés de muchos ciudadanos, demostrando así que cada vez hay mayor voluntad de participación y está creciendo una conciencia política activa. Por supuesto, en el futuro es necesario afinar la organización, de manera que los congresistas entreguen realmente un balance puntual de su gestión para mejorar la calidad de vida de los habitantes de Cartagena y Bolívar. La rendición de cuentas se realizó dos días antes de las consultas internas para seleccionar candidatos presidenciales y directivas regionales de tres partidos, una jornada que también debería servir para consolidar la participación ciudadana en la escogencia integral de quienes llevarán su representación política, pero que todavía no se ha consolidado, en parte por culpa de los propios partidos, muchos de los cuales se han negado a utilizar esta herramienta democratizadora, perpetuando esa vieja tradición de escoger a sus candidatos a dedo o mediante convenciones poco representativas. El escaso entusiasmo que ha despertado la jornada de consultas internas que se realizará mañana domingo también demuestra que hace falta mucho trabajo y mucho esfuerzo didáctico para que los colombianos conozcamos y participemos en nuestro sistema político, que hasta hace unas semanas se mantenía inmerso en prácticas injustificadas como el transfuguismo y la negociación de apoyos. Es paradójico que mientras se ensayan modernos procedimientos de votación que pretenden hacer más transparente el sistema electoral, como las urnas electrónicas que se instalarán en Bogotá, la propia función de los partidos se haya quedado rezagada tanto, que todavía sus más connotados dirigentes no son capaces de construir propuestas incluyentes de bienestar común que entusiasmen y fomenten la participación política. Definitivamente, estamos muy lejos de esas modernas estructuras políticas que se observan en las democracias más sólidas, y algunos partidos todavía insisten en imponer sus candidatos, aunque también se observa un creciente interés de la ciudadanía en crear sus propios espacios de participación. Eso es un avance y debe aprovecharse para estructurar bases sólidas para la democracia.

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